lunes, 4 de mayo de 2009

Interludio a dos voces sobre MEIRA DELMAR

Antonio Botero Palacio
(Poeta Magangueleño)

No cabe duda, Meira es una flor exótica que se quedó olvidada en un sueño de estrellas que vino del oriente sobre la alfombra mágica que traspasó los mares buscando los misterios de una historia sufí; no cabe duda, Meira es la desmaterialización de la palabra, un turbión de sueños que aprendió la nostalgia de una constelación de soles náufragos hundidos en los mares de la desolación.
Tus versos están flotando
Sobre un mar de lejanías
Igual que las penas mías
Que lento me están matando
Y que están alimentando
Los caminos del olvido
Y por ello estoy prendido
Como al desierto el palmar
Como a ti Meira Delmar
Que me haces ver que estoy vivo.

No cabe duda que una poeta de la cual dice Juana de Ibarbourou:
“Será usted uno de los grandes valores líricos de su Patria y de América”.
Y Miguel Rash Isla, dijo: que sus versos alcanzan “ese difícil y raro privilegio concedido sólo a los versos que brotan del alma de los verdaderos poetas”.
Y Jaime Jaramillo Escobar dijo:
“Entiendo, admiro y aprecio tu poesía pues sé en qué tradición se acendra, de qué alquitarada sangre viene:”
Y si esto vienen diciendo
Los apóstoles del verso,
Qué quedará en el anverso
De los que están aprendiendo.
Precisamente, no entiendo
Cómo acepté el cometido,
Ni en qué lío me he metido
De hablar de Meira Delmar,
Si es que antes de comenzar
Yo ya estaba arrepentido.
Marcia de Lusignan (seudónimo de Juana Sánchez Lafaurie) escribió de la barranquillera:
Juan Lozano y Lozano al hablar de Meira Delmar dice:
“Así piensa Meira Delmar que es una insigne poetisa. Sus imágenes son de una extrema sutileza, es decir, de sutileza que llega a su extremo, pero que de allí no pasa para hacerse ininteligible o grotesca como es frecuente en otros poetas modernos”
Y García Márquez que comparte su grandeza con Olga Isabel Chams Eljach, alaba el dominio idiomático de la Barranquillera y dice que:
“La diafanidad verbal, la nobleza de las palabras con que la poeta entrega su estremecimiento interior la hacen profundizar en las secretas islas de su corazón y encontrar la palabra precisa, la cifra exacta que la lleve a flote y la ponga a navegar en el poema, sincera y sencillamente como los barquichuelos de papel. El dominio del instrumento que se ha venido purificando progresiva y sistemáticamente…. ha puesto a Meira Delmar en posesión de su claro universo interior y le ha permitido rescatar, de su estado del alma, la correspondencia íntima del mar exterior que ella tanto ama, de las golondrinas que tanto persigue, del amor que tanto la alegra y le duele en una dimensión diferente de las conocidas y sólo de ella”
Es bueno y es saludable
Que de quien tiene valores
Hablen doctos y señores
Pues será lo más probable
Que si de bien la gente hable
Lo haga por una razón
Pues cuando habla el corazón
Ya lo ha ordenado la mente
O dicho más claramente
Las cosas son como son.

Eduardo Zalamea Borda después de repasar el turbulento sueño de las escalinatas, escribió sobre Meira Delmar:
“Es para nuestro gusto una de las mejores obras poéticas escritas por una mujer colombiana, de esta época, si no la mejor. Esta sí que es pura y alta poesía”.
Por la utilización de la metáfora como luz interior para iluminar su poesía y por la levedad con que vuela su palabra, inventando otros mundos de luz y fantasía entendemos que Meira Delmar podría ocupar un lugar de preferencia entre los mejores artífices de la poesía de piedra y cielo y no sería poco decir de ella que su nombre no desluce al lado de Federico García Lorca, de Juan Ramón Jiménez, de Eduardo Carranza o de Gonzalo Arango.
En la poesía de Meira Delmar hay una sutil transmutación de los sentimientos y de las emociones que trasciende los límites de lo simplemente humano por cuanto para decir:
“Este es el cielo que buscaba
Para la frente de mis sueños
Un claro cielo donde canta
Azul el río de los besos.
Hay una tarde pensativa
Donde comienzan los luceros,
Y una pradera de canciones,
Y un hondo valle de silencio.
El mar camina con las manos
Llenas de nubes y veleros,
Y abre su libro de paisajes
En las orillas de los puertos.”
Para pintar esta “canción gozosa” la poeta tiene indudablemente que haber aprendido allá tras de los lindes de lo etéreo, los signos intangibles de una fuerza vital que hace propicia la transmutación.
Meira canción inventada
Por un mago del oriente,
Meira, dime qué se siente
Cuando se está enamorada,
Cuando la materia es nada
Cuando el corazón se inflama
Cuando nos quema la llama
De una lamparilla que arde
De la mañana a la tarde
Esto lo sabe el que ama.
La poesía de Meira Delmar la han escudriñado, la han saboreado, la han cantado, la han sentido bullir en el fondo de sus corazones los mejores escritores colombianos y extranjeros y a todos ha faltado verbo para valorar más que la construcción poética en sí, más que la acuarela que dibuja la magia de sus imaginerías, el inasible resplandor etéreo con que dice las cosas y las dice tan mansamente, tan dulcemente, como si brotasen del corazón de un niño, por cuanto esa es otra cosa, Meira cuando pule sus versos o está hilando en la vieja rueca que usaron sus abuelos o está arrullando un niño o simplemente está desplegando su soledad frente a ese mar cruzado de gaviotas donde nacen sus versos como espigas que cosechan los vientos de la tarde.
“Ovillo de plata y oro
Hilando la luna está.
El viento mueve la rueca….
La rueca es el olivar,
Ovillo de plata y oro
Hilando la luna está.”

Sobre un azul desteñido
Que llega hasta lo infinito
Tus poemas se han escrito.
Por puntuación han tenido
Un punto comprometido
Con un sueño de alcatraces
Dos puntos como cautivos
Punto y coma de luceros
Y un desfile de veleros
Como puntos suspensivos.
Para que ustedes que se van compenetrando de la grandeza que alienta la poesía de Meira Delmar, vengo a decirles que entre su angustia su dolor y su viaje de lejanías inconsútiles se ha ido creando una comunión espiritual con la grandiosidad de las poetas de América y por ello veces hay en que no temo decir que pasó por la brisa la voz adolorida de Gabriela del Mar o Meira de Ibarbourou o de Alfonsina Mistral.
A sabiendas de que estoy cometiendo un delito contra la identidad y pertenencia de la riqueza literaria voy a permitirme entrecruzar estrofas de Meira Delmar y Gabriela Mistral para que entiendan por encima de todo, la universalidad de la palabra y la valoración de la angustia como patrimonio común.
De Gabriela:
¿O tú llegas después; que los hombres se han ido
Y les bajas el párpado sobre el ojo cegado,
Acomodas las vísceras sin dolor y sin ruido
Y entrecruzas las manos sobre el pecho callado?
De Meira:
Y sin brillo los ojos que te siguen ahora
Con miradas que besan y que besos imploran,
Y muy quieta la inquieta ambición de caminos
Que embriagada me tiene como mágico vino.
De Gabriela:
El rosal que los vivos riegan sobre su huesa
¿No le pinta a sus rosas unas formas de heridas?
¿No tiene acre el olor, sombría la belleza
Y las frondas menguadas de serpientes tejidas?
De Meira:
Ha de pasar la vida. Ha de llegar el largo
Dolor de estar sin verte. Acaso el grito amargo
De tu angustia la tierra estremezca un momento… Más, después, poco a poco callará tu lamento.
Los poetas conocen los caminos del viento, hablan con la mañana, están enamorados de una rosa, se saben de memoria el alfabeto de las lágrimas, vienen desde las entrañas del mar de los Sargazos y tienen numerados los peces y los pájaros que vuelan desde su corazón al infinito por cuanto los poetas son patrimonio universal, por ello, Meira de las azules madrugadas, Meira, de los siete mares tú eres tan mía como lo es la canción con que arrulla los niños Gabriela Mistral o como lo es el grito de la soledad cuando desde la tarde izamos a media asta la nostálgica bandera de los sueños.
Dichoso no ser de nadie,
Ser del mar y de la espuma,
De la niebla y de la bruma,
Ser de un oriente lejano
Y ser también colombiano,
Ser un grito del pasado
Que se fugó en un velero
Y conquistó el mundo entero
Y en la voz de su ternura
Arder como un pebetero.
A qué misterioso lugar arriba la inspiración de la señora de los mares, de la luz y los pesares, para cantar tan hondo, para alimentar el brillo de su inagotable vena que sin estrafalarios rebusques idiomáticos sirve lo mismo de cartilla para alentar los primeros deliquios amorosos de la pubertad que de guía para encontrar salida hacia el místico reino de las profecías donde ella ha conquistado un lugar de privilegio.
Meira conoce la simplicidad de la caricia, el alma de las rosas entreabiertas, la sonrisa de un niño, la paz de las gaviotas suspendidas entre el azul del mar y los colorines de la tarde, sus versos vienen desde la undosa fuente de los salmos, toma aire en la azul lejanía de los mares, se aroma con el perfume de los cedros del Líbano y cuando la atormentan las ausencias pone en ellos una sutil nostalgia que no alcanza a llegar a la melancolía.
Veces hay en que ardida de un cosquilleo gitano se siente el galope de las panderetas y el verso danzarín de una cancioncilla desparramada sobre la ensoñadora curvatura de los arabescos de la vieja Andalucía con sones aprendidos a Federico García Lorca.
De Meira.
“La tarde se va poniendo
Poquito a poco morada.
¡La tarde una pena tiene
De mujer enamorada
Las nubes al verla triste
Gotas de agua le regalan,
Que en el naranjal del patio
Y en los vidrios de la casa,
Inician alegremente
La más bonita sonata.”
De García Lorca.
“El mar baila por la playa,
Un poema de balcones.
Las orillas de la luna
Pierden juncos ganan voces
Vienen manolas comiendo
Semillas de girasoles.”
Perdón: donde dice “la más bonita sonata” termina Meira Delmar y comienza Federico García Lorca.
Brilla el mar en tu mirada
Con rayos de sol naciente
Y, teniéndote presente
Eres todo y eres nada
Porque estás enamorada
De un príncipe del oriente
Que sumiso y obediente
Vive solo para ti
En un misterio sufí
Camino a un Dios reverente.

¿Dime Meira: cuándo y dónde
Hayas tu vena encantada
Y dónde se esconde el Ada
Que por tu magia responde?
¿Dime Meira, dime donde?
Y, un ángel habló por ella,
Un ángel desde una estrella
Se apropió de sus cantares
De sus sueños, sus pesares
Y de su alma pura y bella.
Entendiendo el amor como plataforma de lanzamiento de la poesía de Meira Delmar hacia los últimos confines de lo infinito hayamos un abanico conceptual que copa todas las manifestaciones de lo divino y de lo humano viajando siempre acompañada de un ángel la estremecen los deliquios del éxtasis.
“Más cerca del misterio que el misterio…
- más cerca de la sangre al corazón –
No hay palabra que diga su estatura,
La fuerza de sus alas,
Su lento, ardido sol…
Tan sólo repetir: ¿y dónde, dónde?
Y luego, y nada más,
La obstinación
De decir sin decir, como en el sueño:
¡Allí el amor!”

Tú estás presente en el amor ausente
Y en un cósmico amor que va al olvido
Y en un amor constante y redivivo
Que va desde la vida hasta la muerte
Desde el íntimo sueño de tenerte
Hasta el último sueño del olvido
Tú eres resumen de un amor vivido
Meira Delmar y Meira de la rosa
No sé si eres mujer o más bien diosa,
O, un pedazo de cielo compartido.
Cuantas veces me han preguntado cuales son los materiales necesarios para armar un poema siempre he sido contundente en mis respuestas: para armar un poema es necesario estar enamorado, haber entregado íntegro el corazón a alguien o a algo que comprometa ese yo palpitante que ruge o que solloza al fondo de un corazón sangrante y Meira sí que sabe de estas cosas de amar que además le han entregado para bien de Colombia los signos de una eterna juventud.
“Y yo también como la tarde
Toda me tornaré dichosa
Para quererte y esperarte
Iluminada de tus ojos
Vendrá la luna,
Vendrá la luna por el aire.”

“Tú me querrás inmensamente
Mi corazón será infinito
Para la angustia de tu frente
Yo te daré los sueños míos:
Amor, dolor, sencillamente.
Después será la enamorada sonrisa,
El beso, la memoria llena de ti, maravillada.
Y el gozo azul de estar contigo
Fuera del tiempo, sin palabras.”
Meira está enamorada del susurro del viento, del nardo y de la rosa, de un mar sembrado de gaviotas y veleros, del perfume azul de los limoneros que besan la nostalgia de las viejas casonas que ya marcan los oxidados lindes del olvido.
De María Mercedes Jaramillo y de Betty Osorio copiamos:
“En toda la poesía de Meira Delmar hay una serie de estampas que recrean el paisaje de su tierra natal, que describen la presencia del mar, de los animales que habitan su entorno, de las flores de su jardín. Estos elementos son el escenario de su existencia y quedan ligados en sus versos, que son la huella de su paso por la tierra”.
Ni las sombras del olvido
Ni las sombras de la muerte
Podrán llegar a tenerte,
Esto lo tengo sabido
Por cuanto ya has recibido
Signos de inmortalidad
No importan tiempos ni edad
Ya tu nombre quedó escrito
Con signos de lo infinito
Para la posteridad.
No alcanzo a entender el motivo que hecho luz de penumbras esfumina poesías de muerte de dolor y de olvido en la poesía de Meira Delmar que sin lugar a dudas explota esta temática con singular belleza paseando su vena mística por los viejos caminos de las añoranzas que recrean los avatares de su pasado.
“Ha de pasar la vida. Ha de llegar la muerte.
He de quedar tendida bajo la tierra, inerte,
Insensible, callada, como estatua de cera
Que al romperse en pedazos abandonada fuera.”

“Hoy me cercan el alma, muros altos de angustia
Tengo frías las manos. En mi boca está mustia.
La sonrisa que otrora signo fue de dulzura,
Viva luz de alegría, floración de ternura.”

“Nada igual a esta dicha
De sentirme tan sola
En mitad de la tarde
Y en mitad del trigal;
Bajo el cielo de estío
Y en los brazos del viento,
Soy una espiga más.”

La tarde se pone triste
Con tu tristeza y tu lloro,
La luna es de plata y oro,
Contigo el dolor no existe
Y la pena que te asiste
Con razón o sin razón
La recibo como ofrenda
Y que toda la contenga
Con amor mi corazón.
Meira se robó la inmensidad de los mares hasta para olvidarse que su nombre de pila es Olga Chams Eljach y se robó su misterio y su sabor de eternidad y el vaivén de sus olas comenzó a tomar el ritmo de su propio corazón y en los atardeceres cuando sollozan los luceros náufragos en la azulina transparencia de sus aguas aprendió la nostalgia que va más allá de la transmutación de lo eterno, su voz la escriben las gaviotas y los alcatraces con signos cabalísticos que desmaterializan el sentido de sus versos propiciando la continuada elación de nuestro yo sentimental.
“De tanto quererte, mar
El corazón se me ha vuelto
Marinero.

Y se me pone a cantar
En los mástiles de oro
De la luna, sobre el viento.

Aquí la voz, la canción.
El corazón a lo lejos,
Donde tus pasos resuenan
Por las orillas del puerto.

De tanto quererte mar,
Ausente me estás doliendo
Casi hasta hacerme llorar.

¡Mar!
Y es como si, de pronto,
Se hiciera la claridad.

Ángeles desnudos. Ángeles
De brisa con luz. Cantar.

Del agua que danza una
Zarabanda de cristal.

Islas, olas, caracolas.
Grito blanco de la sal….

Y el corazón, de latido
En latido, dice ¡mar!”

Meira juego de luceros
Correteando por la mar
Deliquios de navegar
Sobre frágiles veleros.
Meira, luna derramada
Sobre un sueño de alcatraces,
Meira de Dios, cómo tú haces
Para hipnotizar tu pena.
Meira, encantada sirena
Sobre un sueño de alcatraces.
Olga Isabel Chams Eljach es miembro activo de la Academia Colombiana de la Lengua y con esta noble institución los títulos no se compran ni se ganan en rifas; se conquistan con la exquisitez de la palabra, con la excelencia de una conceptualidad expresada con dignidad, respetando los mandatos que ordena la ortodoxia y dando brillo y lustre a la palabra.
Prestadme el viejo Stradivarius para seguir las resonancias maravillosas de esta hacedora de conciertos derramados en finas filigranas sobre la asordinada voz de los caracoles marinos y dejad que por los poros del alma entre por Ósmosis la fina musicalia de sus tetrasílabos, pentasílabos, heptasílabos o endecasílabos hilados maravillosamente dentro de una poesía libre pero amarrada con hilos de oro a una tonalidad que no se falsea; esta cualidad que persiste en la poesía de Barba Jacob aún en los momentos en que mordido por los lobos rapaces de su carne crapulosa lo vende todo, menos la música encantada de sus versos, y en la selva misteriosa por donde León de Greiff va creando su mundo de fantasías exóticas conjugadas en un vocabulario estrambótico tan suyo como su boina, ahí estruendosamente acompasada salta la musicalia de sus versos.
Es tan maravilloso apagar la mirada para escuchar a Vivaldi como llenarse de armonía con los poemas de Meira Delmar.
Una sinfonía encantada
Va trascendiendo en tu vena
Y una paz tibia y serena
Deja tu palabra alada
Cual si fuese desgajada
De la postrer sinfonía
De un Vivaldi en agonía
Hacedora de luceros
Con un fondo de veleros
En mares de fantasía.
Y si bien es cierto que en Meira Delmar se siente un aliento fundador de amores en sus primeros poemas al estilo de José Asunción Silva o de Porfirio Barba Jacob, con la nostálgica emoción de Becker, acariciando las mieles del romanticismo, también lo es en su poesía trasciende los ardores de un sentimiento que va más allá del modernismo para saciar sus ansias de aeda inmortal compartiendo la sonoridad de Gabriela Mistral, de Alfonsina Storni, de Delmira Agustini o de Juana de Ibarbourou.
Como hacedora de sueños dentro de una escuela perfeccionista no podríamos olvidar su capacidad para armar con milimétrica perfección de artesana del verso una cadena de sonetos acabados y pulidos con astillas de su corazón.
“Está mi corazón tan obstinado
En quererte latido por latido
Que el tiempo me parece un detenido
Presente, sin futuro ni pasado.

Y está mi pensamiento tan atado
A ti, por sobre el muro del olvido,
Que a veces se detiene sorprendido
De hallarte de mis ojos desterrado.

No sube hasta mi canto la amargura
Del largo desamor que me depara
La frente que veló por mi ventura.

Porque lejos de cuanto nos separa
Crece al viento la altiva llama pura
Que en su fuego sin muerte me abrasara.

Desde muy niño siempre tuve sueños de volar, de hacerlo con la paz infinita con que lo hacen los goleros que se dejan llevar mansamente por los vientos de la tarde; no tomé los consejos de hacerlo por medio de prácticas suprahumanas por cuanto ya me había enseñado don Tomas Carrasquilla lo que aconteció a Simón el mago pero sí practiqué con insistencia las enseñanzas de misia Marianita Escobar que aseguraba que con sobar infundia de chamones (equivalentes a las mariamulatas de la costa) en los omoplatos se lograba con paciencia el nacimiento de alas.
Mi cauchera hizo estragos en la emplumada especie sin lograr siquiera el nacimiento de un forúnculo en mi espalda.
Fue por esos años cuando empujado por el ejemplo de mi padre comencé a meterme por el camino de los libros y cuando entendí – además – que había otras formas de volar con la imaginación, y aún volar en un espacio más alto al que lo hacían los goleros sobre el encantamiento de la palabra. Me transportaron a otros mundos “Las Mil y una Noches”, y “El arte de vivir sin soñar” de Eduardo Caballero Calderón y “Corazón” de Edmundo de Amicis; vinieron más tarde los primeros versos y los caminos de la fantasía se toparon con mis sueños de juventud y con los deliquios del primer amor y entonces, sí que volaba la imaginación por los maravillosos mundos de la fantasía.
Fueron metiéndose en mi vida lentamente Federico García Lorca, y Juan Ramón Jiménez y Eduardo Carranza y Gonzalo Arango y Meira Delmar y León de Greiff y sin afanes aprendí los valores de lo etéreo, la intangible magia de la palabra hasta pisar el inconsútil mundo de los sueños.
Hoy, cuando estoy comenzando a deletrear el alfabeto musical de Meira Delmar tengo que decirles que me he enamorado de su mundo y que sus versos mágicos unos se han convertido en rosas, otros han emprendido el vuelo de las gaviotas y otros han hecho nido en mi corazón para calentar el frío de la tarde.
Al azar he tomado algunos versos deshiladamente para que sientan como yo la emoción de la palabra encantada:
“La tarde una pena tiene de mujer enamorada”
“Canciones limpias marcaban el sitio de cada huerta”
“Como un poco de bruma que deshace la brisa sobre el río cansado”
“Un silencio muy largo va cayendo en el trigo.”
“Y las piedras quebrantan el afán de mi paso, y me duele el milagro tornasol del ocaso”
“Y había un corredor donde los trinos a la hora del alba quebraban el silencio.”
“Allá muy lejos, graves y lentas
Vibran campanas cerca del río…
Y en el desnudo cristal del aire
Prende luceros un ángel niño”
“Como barcos de piedra las ciudades
Hundirán en el polvo su estatura”
“El mar danzaba entre las islas
Desnudo y joven como un dios”
“Y tu voz de colores, y tu halada
Corona de blancura trabajada
En gaviotas y pétalos de sal.”
“A veces vuelan las palabras
Como palomas que huyen de la torre.”

“La brisa jardinera
Salpica los azahares
El vivo azul del mar.”

“Azul país de mis sueños
Vuelo halado de banderas
Canto de verdes praderas
Amaneceres porteños”.
Es la voz de la metáfora que está tejiendo en filigranas de oro la sutil esencia de la palabra imaginada que vive tras el mundo de la simplicidad.
Perdida en la lunería
De tu palabra encantada
Hay una historia contada
De sueño y de fantasía,
Donde el alma se extasía,
Donde vuela la razón,
Donde hay amor y hay perdón,
Donde hay un hada escondida
Contigo comprometida
Que anida en tu corazón.
¿Ha trascendido la fuerza del pasado en la poesía de Meira Delmar?
No cabe duda que en la poesía de la barranquillera se ha sentido la fuerza de un ancestro que pinta arabescos en sus versos y que además se nutre de las sentencias filosóficas de Khalil Gibrán y del sentimiento religioso de sus antepasados.
Ella misma lo expresa en entrevista concedida a Margarita Krakusin.
“Puede ser que el pasado ocupa un mayor espacio en mi vida, guarda muchas vivencias hermosas – alegres o tristes – y el futuro me aparece como algo corto de tiempo, como algo que se fuga día tras día”.
Y, hay finalmente una obra en prosa de Meira Delmar que alcanza para fabricar libros extensos, es la historia de su vida, es la dilatada relación de hechos y aconteceres que suceden en la vida de un personaje de su valía, allí “la narración poética, el ensayo lírico, el artículo periodístico, la oratoria ocasional para ceremonias cívicas, la autobiografía lírica” se hacen ofrenda literaria de invaluable belleza que da lustre a cualquier reunión literaria:
“Empecé a creer en la poesía una vez que estando en el aula de la pequeña escuela donde aprendí las primeras letras, vi filtrarse un rayo de sol por la ventana: finas partículas de polvo danzaban en el trazo luminoso y repetían los colores del arco iris que, solía aparecer después de la lluvia. Tal vez intuí en ese momento que la belleza, sinónimo de poesía, puede habitar no sólo en el cielo sino también en el sencillo recinto donde la maestra enseñaba a separar en sílabas las palabras.”
Olga Isabel Chams Eljach nació en Barranquilla en el año de 1.922, hija de Julián E. Chams e Isabel Eljach, inmigrantes libaneses.
Realizó estudios en el Colegio de Barranquilla y en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico.
Publica sus primeros poemas en la Revista Vanidades de la Habana, desde ese momento olvida su nombre de pila para inmortalizarse con el de Meira Delmar, esto por el año de 1.937.
En 1.942 publica su primera obra “Alba del Olvido”, seleccionado en 1.999 por la revista Semana como uno de los mejores cien libros del siglo.
En 1.944 publica su segundo libro “Sitio del Amor”.
En 1.946 “Verdad del Sueño”, premiado por la Sociedad de Mejoras Públicas de Barranquilla.
En 1.951 publica “Secreta Isla”.
En 1.958 comienza a trabajar como directora de la Biblioteca Pública Departamental del Atlántico.
En 1.960 su “Soneto a una rosa” es seleccionado entre los mejores 30 sonetos colombianos. Premio otorgado por la Academia Hispanoamericana de Letras.
“En las manos del alba vi la rosa.
Huía de sí misma, perseguida
Por su propia hermosura repetida
En pétalos y en rosa jubilosa

Con un alto vaivén de mariposa
La rosa, ya en el aire, detenida
Quedaba entre la luz, estremecida
De aromas y de fuga luminosa.

Inmóvil sobre el viento desvelado
En rosa de vitral se convertía
La rosa del temblor atormentado.

El día la tocaba. Y era el día
En torno de la rosa, desalado
Arroyo de insistente melodía.

En 1.962 la Editorial Maia de Siena (Italia) cuyo director era en ese momento el poeta Luigi Fiorentino publica una edición bilingüe de una antología de sus poesías.
En 1.971 se publica su obra “Huésped sin Sombra” por el Instituto de Cultura Hispánica.
En el mismo año la Universidad del Atlántico le concede el título de Doctor Honoris Causa en letras.
En 1.981 se publica su libro “Reencuentro, compilación de sus cuatro libros agotados.
En el mismo año recibe la Medalla Honor al Mérito del Centro Artístico de Barranquilla.
En 1.989 es elegida miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua.
En 1.993 el Ministerio de Educación le otorga la Medalla Simón Bolívar.
En 1.994 el Instituto Colombiano de Cultura le otorga la Medalla de Honor al Mérito.
En este mismo año la Universidad de Antioquia consagró sus versos “como de los mejores de la Patria”.
En 1.995 publica su libro “Laúd Memorioso”.
En este mismo año la Universidad de Antioquia le concede VI premio nacional de poesía en la modalidad de reconocimiento.
En 1.998 publica su libro “Alguien Pasa”.
En el año 2.000 el Instituto Caro y Cuervo le publica “Pasa el Viento”.
En el mismo año publica “Laúd Memorioso”.
En el año 2.003 el Congreso de la República la condecora con la “Orden de la Democracia Simón Bolívar.
Sus obras han sido traducidas al italiano, al inglés, al francés y al esperanto.
Estas notas que rinden homenaje a la primera poeta de América las he tomado del libro “Meira Delmar, Poesía y Prosa” de María Mercedes Jaramillo, Betty Osorio y Ariel Castillo Mier; Ediciones Uninorte, pero las astillas del corazón con que las he escrito sí son de mi exclusiva pertenencia y en este día maravilloso las entrego a nombre del Parlamento de Escritores del Caribe con los más grandes sentimientos de admiración y de respeto.
Magangué, Colombia 20 de marzo de 2009

1 comentario:

Sandra Muñoz dijo...

Dios quiera que al final de mis días yo sienta que la obra poetica que dejo al mundo sea tan sensible y florida como la de Meira del Mar.

Sus palabras tienen la magia de tocar en lo más profundo.

sanchylove.blogspot.com