lunes, 29 de junio de 2009

Opinión

Claudio Anaya Lizarazo

EL ESCRITOR Y LA POLÍTICA


Oí hace algunas semanas la declaración del Episcopado colombiano con respecto a la conveniencia o incoveniencia de una segunda reelección o tercer periodo del gobierno del presidente Uribe. Ellos fijaron su posición, la de ese momento, y que fue conocida por buena parte de los colombianos a través de los medios de comunicación. No me interesa comentar acá cuál fue su criterio al respecto, pero sí me interesa reflexionar sobre un punto de su declaración, más que un punto, una actitud que me parece histórica, pues yo nunca había visto una actitud de semejante carácter en el Clero colombiano. A través de uno de sus portavoces expresaban que los actos de los seres humanos en cuanto son integrantes de una sociedad, son políticos. Y que ellos, el Clero colombiano, al expresar sus argumentos se internaban en el terreno de lo social-político, pero no en el terreno de la política partidista. Declaración que en nada afecta los dogmas de la religión, porque no fue desde la liturgia desde donde se hicieron estas declaraciones. Debo confesar que estas ideas en el Clero colombiano, me impactaron y me hicieron pensar en muchas cosas. Primero que todo en ese viejo debate del compromiso del artista o el intelectual en el proceso de transformación de la sociedad. Viejo debate ya olvidado y que tuvo vigencia de los años sesenta a mediados de los ochenta, aproximadamente, y que de ahí hacia acá casi nadie ha dicho ni pío al respecto. Y el intelectual que era visto con desconfianza por el poder, practicamente desapareció de los escenarios públicos (con algunas excepciones gracias a los dioses) y fueron reemplazados por una granizada de artistas lacayos, burocratizados por una Ley de Cultura que acabó por pauperizarlos en muchos aspectos.
Aunque en el fondo no sea precisamente así, es la visión global del asunto. Es muy posible que haya una gruesa capa de escritores con una visión extructurada y madura del momento histórico que atraviesa nuestra sociedad. Sabemos ya que para todos los regímenes, y más, tratándose del actual, todo lo que huela a libre pensamiento e imaginación es antipatriótico, luego, aunque muchos militen en el criterio de que “el arte es una cosa y la política es otra” si se apartan de los progamas o la ideología oficial, serán tomados en el menos peor de los casos como opositores, y ya sabemos que todo lo que sea oposición en cualquier momento puede ser tildado de subversivo. Un escritor puede resguardar su obra de la propaganda política y a su vez, ser un activista de proyectos creadores de conciencia y liberadores de la sociedad; es más, la buena literatura está al servicio de esta causa.
En una sociedad tan polarizada como la colombiana, tiene total vigencia ese otro criterio de que todo lo que uno hace es político, hasta el punto de que se ha llegado a afirmar con mucha razón que “todos somos parte del conflicto” y en realidad todos tenemos el deber de contribuir desde nuestro paisaje de arraigo y nuestra ubicación social, a la búsqueda de una solución. Considero que el escritor tiene un papel fundamental en este aspecto, debido a sus lecturas acumuladas y su ejercicio diario con el lenguaje escrito y hablado, que pueden llegar a ubicarlo tal vez como el principal factor en la conformación de una conciencia humanística, social y ecológica, en la definición de un perfil cultural, y en la decantación de una opinión pública, tan necesaria en estos momentos de totalitarismo, rebaños y encuestas. Siempre hemos vivido en el reino de la fe, donde se ha despreciado y atacado la diferencia y lo divergente. Y para lograr esa conciencia, ese perfil y esa opinión, el primer peldaño es el ejercicio de la crítica. Una sociedad que no tenga en cuenta ese segundo momento de una obra, ese desplazamiento de la obra en el lector o espectador, es una sociedad morbosa y, limitada, pues sólo tiene capacidad para expresar que algo le gusta o no, o que le parece bonito o feo. Pero menciono la crítica haciendo la claridad de que una cosa es la crítica y otra cosa es el canibalismo. Éste último sólo sirve como corrosivo o disolvente y su finalidad siempre estará al servicio de elementales y mezquinas pasiones o intereses humanos, en tanto que el sano ejercicio de la crítica sirve para que un pueblo aprenda a mirarse a sí mismo, adquiera elementos de juicio que redundarán en el desarrollo de una autocrítica, se reconozca en las obras de sus creadores, por ejemplo los escritores, y que en palabras de Alfonso Reyes “el fin de la creación literaria no es provovar la exégesis, sino iluminar el corazón de los hombres, de todos los hombres, en lo que tienen de meramente humanos, y no en lo que tienen de especialistas en esta o la otra disciplina. Y la crítica impresionista no es más que el reflejo de esta iluminación cordial; no es más que la respuesta humana, auténtica y legítima, ante el poema”.
Pero, se preguntarán algunos de ustedes ¿qué tiene que ver la crítica con la política?... La crítica trasciende los ámbitos de lo académico, lo artístico o lo literario, para pasar a la esfera universal de la cultura. Mi vision personal o mi concepto es el de que la crítica es ante todo una actitud y una capacidad humana, capacidad de reflexionar y de decir, síntesis de una experiencia vital que hace acopio de todo un cúmulo de conocimientos y sucesos, al formular un discurso que nos enriquece por cuanto nos quita de los ojos esas ultimas gazas de ingenuidad y contribuye a transformar nuestra visión del alma humana y de la sociedad; por este camino tenemos la posibilidad de construir sociedades más justas, podemos estudiar y entender los problemas que nos afectan, podemos disfrutar en otros niveles de complejidad nuestros ideales y hechos estéticos, al fin y al cabo quien ama el arte ama la vida, y quien ama la vida ama el arte; y como dijo el filósofo Ciorán: “El diletante es quien menos sed de sangre tiene”.
Esta capacidad humana de reflexionar y diferir está en la base de todas las actividades humanas, está en la base de la condición humana que mira a su alrededor para responder al medio y construir la cultura. Las comunidades humanas siempre estarán formadas por diferentes grupos que luchan entre sí. De esta práctica surge el pensamiento inconforme, el deseo de entender las razones que nos expliquen el estado actual de las cosas; de la observación crítica se originan todas las disciplinas humanísticas y las ciencias, luego la crítica es el primer peldaño en la intensión de entender el medio en el que nos encontramos inmersos.
Un excelente ejemplo de escritor crítico y comprometido con la sociedad de su tiempo es el checoslovaco Franz Kafka, considerado como el símbolo de la persecución política de los regímenes represivos del Siglo XX, e inclusive de lo que va transcurrido del Siglo XXI. Sus novelas y relatos, retratan las atmósferas opresivas y surreales de la Alemania de la primera posguerra, derrotada, empobrecida, y pagando un alto tributo económico a los vencedores, pero una Alemania con un gobierno vertical y totalitario,en cuyo seno se daba una intrincada y denodada lucha de facciones políticas. Un mundo donde convivían el feudalismo y el capitalismo. Sus novelas y relatos son un fresco de un mundo de pesadilla, son la mueca en el espejo de unas instituciones deshumanizadoras y deformadoras, Kafka crea la metáfora de ese caos y una de sus grandes virtudes está en que puede dotarla de belleza, aunque sea una belleza patética. Nos dice Mijal Levi: “Sería extraño e incomprensible que las ideas políticas de Kafka no tuvieran influencia sobre sus escritos porque sustancialmente el estrato anarquista es uno de los signos centrales de sus grandes creaciones, cuentos, relatos y alegorías”. Su activismo político no lo alejó de la literatura; antes al contrario, y gracias a la conjugación de su criterio político y su visión estética de la vida, se dotó de los elementos necesarios para configurar, digerir y transformar esa realidad social anómala en el ámbito literario de lo kafkaniano, nuevo sentido que enriqueció el mundo de lo literario. Asunto que me hace recordar a Giovanni Papini cuando nos dice que el quijotismo existía mucho antes de Alfonso Quijano, pero que le correspondió a Cervantes moldear y cristalizar ese sentido de lo humano, enriqueciendo el arte literario y la cultura en general. Así, Kafka, precisamente su visión política de su tiempo fue lo que demarcó en él, el semblante y la fisonomía, la mueca entre surreal y expresionista de las atmósferas de sus escritos, que también nos recuerdan las pinturas de James Ensor y de Eduar Munch.
Cuando Henrry Miller escribió sus trópicos, lo hizo con la casi exclusiva intensión de escandalizar la gruesa e hipócrita nata del puritanismo en los Estados Unidos. Esa fue una toma de posición política y social, que pienso, contribuyó en buena parte a la transformación de sectores de esa sociedad. Toma de posición política, porque escribir y publicar es un acto público, y por este camino también se incide en la conformación de una mentalidad popular; se habla, se difunde el hábito de la lectura, se escribe y se publica, porque se desea compartir una visión del mundo y de la vida, y se desea también modificar o adaptar el mundo a condiciones más gratas.
Otros ejemplos abundan por cuanto el escritor trabaja con la realidad de su tiempo. Bueno otros trabajan con lo fantástico o con la historia como exploración de lo posible, o como lo expresó Pedro Gómez Valderrama en su conferencia de ingreso a la Academia Colombiana de Historia y cuyo título dice: “La novela como reconstrucción de ruinas históricas”.
Ahora bien, ejemplos claros de algunos escritores que resultaron adoptando posiciones políticas aunque no partidistas, muy a despecho suyo (aunque no escribieron panfleto, realismo socialista, y ni siquiera fueron corresponsables de los Samizdat) son Isaak Babel, Mijail Bulgakov y Osip Maldestap, entre otros. A quienes el régimen estalinista hizo desaparecer en campos de concentración, por considerar que las obras de estos autores, atentaban contra los lineamientos y preceptos del Estado.
En todos los países ejemplos hay para escoger, de manera que, como dice esa provocadora frase que es una de las máximas de este VII Parlamento de Escritores: “Si hablas, mueres; si no dices nada, mueres. Así pues, habla y muere”.
No puedo pasar por alto un principio que nos viene sobre todo por condición natural, y por factores sociales e históricos derivados del enciclopedismo y la revolución francesa, como es el principio de libertad que encarna la ciudadanía. A grandes rasgos, estamos en igualdad de condiciones ante la Ley pero no en igualdad de circunstancias. Muchas son las críticas a todos los sistemas políticos del mundo, e inclusive a las religiones, que fueron históricamente estratos intermedios de organización social, y que aún hoy, detentan un fuerte poder económico y de conciencia a nivel universal. La humanidad siempre se ha dividido en tres sectores: los poderosos, los rebeldes y los pusilánimes, estos últimos asumen las características del barro elemental del cual se proveen los grupos en conflicto. El poder es una carrera de relevos guiada por el azar. La transmutación y la transmigración de las cosas en el tiempo y en la conciencia es un fenómeno que fascina. Las ideas que pasan o sobreviven de generación en generación como en una carrera de relevos, conmueven (sin faltar los episodios de traición) por los ideales de lealtad y filiación entre los hombres. Aún hoy, se padece esa maldición de la dualidad: está con nosotros o contra nosotros.
De ahí la urgente necesidad de que los escritores hagan un trabajo civilizatorio, adquiriendo primero que todo el compromiso y la pasión por el oficio. Siempre en la actitud de explorar en la quintaescencia de la comunidad que por motivos de tecnología, mercadotecnia y política, puede decirse que dejó de producir la cultura, convirtiéndose en una masa consumidora de una tecnología y una cultura material, y cuyos fines y expectativas no rebasan el plano de lo económico. Compromiso y pasión por el oficio para contribuir a evitar la abdicación espirítual de la humanidad. Ante un panorama como el de la clonación de seres humanos, el calentamiento global y todos los trastornos ecológicos y climáticos, incluida la deforestación y el aumento en el nivel de las aguas de los océanos, cabe la rotunda pregunta de ¿qué están haciendo los escritores en nuestro país, para evitarlo?
Ante el panorama político colombiano y su marcha hacia un régimen totalitario y dictatorial, con la consecuente muerte de las instituciones democraticas, y la traquetización de nuestra cultura, pocos son los escritores que han asumido posiciones claras e iluminadoras para la comunidad. ¿Qué clase de mundo y cúal testimonio vamos a dejar para las generaciones futuras? Pocos de nuestros escritores importantes han corrido el riesgo de asumir una posición crítica al respecto, y nuestras dos máximas figuras literarias siguen en México.
De manera que, no veo cómo puede un escritor deslindar su vida y su obra en dos parcelas si no antagónicas, nunca confluentes. Ni siquiera en los extremos casos de literatura fantástica o evasiva, puede el autor romper rotundamente con la época que le correspondió vivir, pues los rastros de lo humano, lo social, lo tecnológico, además de constituir parte importante de su personalidad y su discurso, se filtrarán en sus textos contribuyendo a conformar ese iceberg que sostiene lo que todo el mundo a primera vista ve, según lo expresará de otra forma el veterano narrador Ernest Hemingway.
Si los textos de los escritores no sirven para iluminar, así sea con débiles parpadeos de luz la conciencia de la comunidad, ¿se escribirá entonces sólo para la evasión, la información, la técnica? Desde que el hombre dio el paso de la horda a las primeras formas de comunidad primitiva, nada escapa al ámbito de lo político, pues desde entonces lo que guía a la sociedad es la voluntad de poder.
¿Dejaremos que todo se acabe? Y mientras eso suceda, ¿nuestros escritos serán los cantos plañideros de heroínas mafiosas que cimentarán la cultura del “quítese o lo quito”? ¿Permitirán los escritores que los guionistas de paraísos para televisión sigan masajeando la mentalidad popular, para predisponerla a aceptar que el mundo es sólo una feria de vacuidades?, porque ellos no tienen objetivos humanísticos o culturales, pero sí cumplen con los trabajos encargado.

Opinión

Román Torres Redondo
El compromiso social y político del escritor


Con el objeto de resaltar el compromiso del escritor con las transformaciones sociales y políticas que requiere el mundo contemporáneo, me propongo mostrar el contenido de sus creaciones e investigaciones, como un ejemplo de hombres y mujeres que a lo largo de la historia nos han legado enseñanzas con el mas alto significado humanístico, con valores filosóficos y conceptuales donde la dignidad humana es revindicada como el fundamento mas valioso.
Escritores que desde la utopia han sabido mostrarnos la importancia de la fraternidad y la cooperación principios que nos han permitido elevarnos en el vasto conocimiento de la ciencia como el más relevante alcance de la humanidad.
Contrasta esta erguida y enérgica posición asumida por estos pensadores, con la entrega de quienes han renunciado a lo más preciado del saber, la denuncia de la opresión y el despojo de millones de personas en el mundo; genuflexa e inaceptable postura de algunos escritores y hombres de ciencia plegados a las prebendas y al poder.
Con este texto abierto al debate y a la controversia, me propongo aportar algunas ideas que ayuden a propiciar la crítica y el análisis, no solo para interpretar a la sociedad actual, sino que nos permita construir una visión alternativa, para hacer a la especie humana cada vez mejor, donde la pugnas producto de las desigualdades desaparezcan.
Con el propósito de presentar nuevos elementos que den fuerzas a estas ideas, citare las palabras del pensador y hombre de ciencia VLADIMIR VERNADSKI creador de la teoría de la biosfera.
“Cada vez con mayor evidencia se pone de manifiesto una sencilla verdad: cualquier fuerza humana incluyendo la de la razón, debe dirigirse al bien de los hombres, debe ser humanitaria, de lo contrario el raciocinio se torna locura y la vida del hombre se convierte en una trágica y trivial absurdidad”. El mismo que además asumiendo un compromiso político con la sociedad de su tiempo, el 19 de junio de 1941, hizo el más enérgico llamamiento, a todos los científicos de Europa y el mundo, expresando lo siguiente: “con nuestro esfuerzo mancomunado acabaremos al HITLERISMO”.
El ser humano es la expresión más sublime fruto de la socialización, creador de infinitas aspiraciones convertidas en categorías y principios, mediante las cuales ha ido configurando un marco conceptual de códigos y normas; todo esto no ha parecido por encanto o como un regalo, si no fruto del trabajo y la experimentación, como la forma más depurada del saber y la experiencia. En una constante interacción con otros seres y el universo circundante, y, la necesidad permanente que lo aguijona a buscar nuevos caminos y espacios vitales; continuos y ascendente. Lo cual lo caracteriza como un ser, eminentemente histórico: en unas condiciones concretas que moldean la trama de su vida y la sociedad.
Siguiendo con estas premisas en donde reiteramos la fuerza del ejemplo, que el escritor debe asumir con el más alto compromiso, armonizando sus teorías y conocimientos con la práctica social, donde no, puede ser indiferente sino que debe asumir, un compromiso ético y moral, en otras palabras ser partícipe de primer orden, en la búsqueda de un ordenamiento, que defienda y garantice la participación y la libertad.
En este orden mencionare las grandes enseñanzas del poeta y pensador de América latina, el cubano JOSÉ MARTI, quien murió por la liberación de su patria dejándonos el más grande ejemplo, cuando dijo:
“No hay odio de raza, porque no hay razas. Los pensadores canijos, los pensadores de lámparas, enhebran y recalientan las razas de librería, que el viajero justo y el observador cordial busca en vano en la justicia de la naturaleza, donde resalta, el amor victorioso y el apetito turbulento de la identidad universal del hombre” y quien además formuló “decir es hacer cuando se dice a tiempo”.
Con estos conceptos siguiendo sus huellas es necesario enfatizar que el escritor, está obligado a participar activamente no solo de la vida política de su país, si no del mundo, deben ser abiertos, cuidando permanentemente no caer en el dogmatismo, santificando gobiernos y regímenes, cuando estos se apartan del desarrollo social. Debemos tener la suficiente entereza, para no permitir que desde el poder se violenten todas aquellas conquistas, que los pueblos del mundo han ido amasando como parte fundamental de su vida; porque son los pueblos los que hacen la historia, los más generosos y llenos de virtudes.
En opinión de TEILHAR DE CHARDIN, quien considera el pensamiento científico como el logro supremo de la humanidad, la ciencia no es para él una ocupación accesoria, sino una forma esencial de la actividad humana, no solo para los científicos como tales, sino también para cualquier persona.
Quien expreso: “Será un problema palpitante el de arrebatar las partículas, a las estrellas o a la materia organizada, otro secreto u otra propiedad mas, entonces los hombres consagraran su vida más bien al aumento de sus conocimientos y no al de los bienes materiales”.
Es de suma importancia en los hombres de idea cultivar un carácter firme y tener una mentalidad bien definida para comprender que es necesario saber pensar de manera independiente, y notar lo insólito en lo cotidiano, no confiar en forma ciega en opiniones, juicios y formulas sin previo estudio y sin haberlas digerido. Teniendo siempre presente, que la duda, la creatividad y la práctica son los componentes más elaborados de toda obra científica y cultural.
En este análisis el escritor y la política, sería injusto no mencionar al gran genio de América, SIMON BOLÍVAR, que con sus innumerables y prolijos, manifiestos, nos dejo la más fehaciente huella y compromiso que el intelectual debe tener con su tiempo y con su pueblo, debe ser un bastión enarbolando propuestas que sacudan, al resto de sus congéneres, a buscar salidas que edifiquen su vida. Señalando todo aquello que socave la unidad entre los pueblos y las naciones. Condenando a quienes propagan la opresión y la discriminación racial, sin tener en cuenta que la vida brota igual, aunque las diversidades étnicas nos hagan distintos en fisonomía y color.
Estudiando el pensamiento de Bolívar el historiador colombiano Indalecio Lievano Aguirre, en su conocida obra, “Bolivarismo y Monroísmo” nos presenta una de las más interesantes investigaciones, históricas y políticas del pensamiento bolivariano, sobre Hispanoamérica. Antes de la declaración, “América para los americanos”, Bolívar después de haber logrado la independencia de Sur América, previendo los imperialismos económicos que se cernían de manera peligrosa. Proponía unificar al continente sudamericano en un solo bloque geopolítico, basado en los lazos históricos de hermandad y cultura que identifican a nuestras repúblicas.
Quizás hoy la denominación de países del tercer mundo en que se encuentran gran parte de nuestra América, no serian el distintivo que nos ubica ante la faz del mundo, de haber logrado el libertador consolidar su magno proyecto, cuando proponía la creación de la Liga Anfictiónica de la Gran Sociedad Hispanoamericana.
Debemos conocer su pensamiento, expresado en documentos tan importantes entre otros como LA CARTA DE JAMAICA y su última expresión de afecto desde su lecho de moribundo en Santa Martha conocida como la Ultima Proclama.
“Yo considero el estado actual de América como cuando desplomado el imperio romano, cada desmembración formó un sistema político conforme a sus intereses y situación siguiendo la ambición particular de alguno de sus jefes, familiares o corporaciones; por otra no somos ni Indios ni Europeos”. “Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menor por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria”.
“Al desaparecer en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la unión. Los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario elevando sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales.”
Con la finalidad de ahondar en el compromiso político del escritor en las transformaciones que permitan hacer de la vida de los hombres más amables, traeré a colación la obra poética y el pensamiento del insigne poeta chileno Pablo Neruda, quien combinando el más alto grado en lo estético con el más profundo contenido político, mantuvo una actitud erguida y de compromiso asumiendo en su país natal y toda América una lucha decidida contra la opresión y la arbitrariedad de los regímenes militares, que asolaron a Suramérica y Centroamérica a finales del siglo pasado; sembrando la muerte y el terror. De Neruda se dice que murió de pena ante el derrocamiento salvaje y artero, del que fue víctima su gran amigo y compañero de partido, Salvador Allende, quien murió heroicamente resistiendo la agresión militar. No permitiendo que fuese pisoteado la soberanía popular y los principios que con tanta fuerza enarboló en su vida, citaré de Neruda algunos apartes de dos de sus poemas, “Que despierte el leñador y a mi partido” donde expresa de manera vehemente su compromiso político y de libertad:
“Pero si armas tus huestes Norteamérica,
Para destruir esa frontera pura y llevarnos el matarife de Chicago
A gobernar la música y el orden que amamos,
Saldremos de las piedras y del aire para morderte,
Saldremos de las últimas ventanas para volcarte fuego,
Saldremos de las olas más profundas para clavarte con espinas,
Saldremos del surco para que la semilla golpee como un puño colombiano,
Saldremos para negarte el pan y el agua,
Saldremos para quemarte en el infierno.”
“Me has dado la fraternidad del que no conozco,
Me has agregado la fuerza de todos los que viven,
Me has vuelto a dar la patria como un nacimiento,
Me enseñaste a encender la bondad como el fuego,
Me diste la rectitud que necesita el árbol,
Me enseñaste a ver la unidad y la diferencia de los humanos,
Me mostraste como el dolor de un ser ha muerto en la victoria de todos.”
En concordancia con la argumentación que he venido expresando, citaré algunos apartes de la obra de José Enrique Rodó, escritor y filosofo uruguayo, quien en su obra “El Ariel” genio del arte y la parte más noble y halada de la razón el sentimiento; el entusiasmo generoso como el móvil más alto en la acción, en la espiritualidad y la cultura, quien nos dice: “Todo el que se consagre a defender un ideal del espíritu, el arte y la literatura. Debe educar su voluntad, en el culto perseverante del porvenir, en el pasado casi todo pertenece al brazo que combate, en el presente casi todo pertenece al brazo que construye; sin la conquista de cierto bienestar material es imposible en las sociedades humanas el reino del espíritu”.
Estas consideraciones nos demuestran en forma fehaciente a lo largo de toda la historia, la acción reciproca de los progresos de la actividad material y los ideales de los hombres.
Cohete dice: “Que solo es digno de libertad quien es capaz de conquistarla día tras día, por la perseverante actividad de su acción y su pensamiento”.
Según Renán “antes que las modificaciones de profesión esta el cumplimiento del destino común de los seres racionales, hay una profesión universal que es la de ser hombre”.
Enseñaba León Tolstoi “el bien tuyo reside en la unidad con los demás hombres, y el mal en el quebrantamiento de la unidad…no te prives a ti mismo del bien que a ti mismo te es dado”.
Manifestando la importancia de las ideas, es necesario conocer el realismo y la belleza literaria que imprimió a su obra el inolvidable Tuerto López, el gran poeta cartagenero Luis Carlos López, quien a partir de 1908 hasta el 1928, con sus hermosos poemas; fue un profundo critico de las costumbres inveteradas de Cartagena y la sociedad de su época. Dejando de lado el estilo y la forma como algo inmodificable, asumiendo un compromiso de renovación, el poeta con palabras sencillas, sin recurrir a términos altisonantes por medio de su sarcasmo, e ironía, nos describe la decadencia de ésta ciudad. Con su sátira mordaz señala la vida social de su tiempo. Lo que sitúa al lado de los más importantes escritores de nuestro país y América latina.
Con el fin de tener una comprensión del contenido de su obra, mencionaré algunas apartes de sus poesías: Por el Atajo, De Sociedad, A mi Ciudad Nativa. Donde expresa ese humor especial, que tan solo el ha sabido combinar en forma magistral con la poesía,
Por medio de la sorna nos presenta en su poema por el Atajo. al poderoso Rafael Núñez, varias veces presidente de Colombia, junto con Antonia la Pelada, mujer sin ningún linaje, como personaje de Cartagena y de su tiempo, en el mismo escenario la ciudad y su gente, diciéndonos como en una metáfora, que a pesar de todos los honores y el poder, nuestra condición de seres humanos nos hace iguales
Citare a continuación algunas estrofas de sus poemas:
“De tiempo en tiempo, “en abril florido”
Bajo a villa… ¡Oh villa amurallada de San Pedro Claver, donde han nacido Rafael Núñez y Antonia la Pelada.
Seguí después por el atajo… y sigo y seguiré muy lejos de la vía, porque mi corazón – ese mendigo vagabundo no quiere compañía
“La esposa del banquero, flaca y fría que hace música.
Yo, junto al pleyel, tenía toda la flema de un anglosajón.
Y luego para colmos de peras en el olmo, tuvimos que aplaudir a la señora del señor pudiente, pensando injustamente:
¿Por qué Mozart no fue albañil?
Reiterando el comportamiento que el escritor debe asumir quien mas elocuente, que Gabriel García Márquez, con sus creaciones literarias se ha convertido en uno de los grandes, no solo de América, sino del mundo; su pluma combinada con la denuncia, ha mostrado nuestra verdadera historia, su estilo ha develado la realidad de América latina. Las monstruosidades de sus gobernantes igualmente los innumerables golpes de estados de que han sido objeto muchos gobiernos nuestro continente, la eliminación física de sus mejores dirigentes y jefes de gobiernos que han osado ponerse del lado de su pueblo han sido vilmente asesinados.
La persecución y el exilio de quienes no han aceptado la injusta realidad que nos golpea y, no han permitido, las crueles condiciones de vida de nuestra gente.
De manera magistral nos dice lo siguiente:
“América latina esa patria inmensa de hombre alucinados y mujeres históricas, cuya terquedad se confunde con la leyenda, nos hemos tenido ni un instante de sosiego.
“Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafió mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de recursos convencionales para ser creíble nuestra vida. Este es amigo el nudo de la realidad”.
Estos ejemplos, deben ser el camino a seguir por todos los escritores, como huellas que debemos sembrar. Participando activamente tanto en lo social como en lo político, lo moral y lo ético, en lucha tenaz que encamine a la humanidad, a nuevas conquistas de profundas transformaciones, para construir un mundo cada vez mejor, manteniendo la suficiente independencia para denunciar en su momento lo que halla que decir, siendo participes de primer orden como también decididos observadores donde no podamos ser actores.
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Opìnión

Valmiro Rangel Rangel
Literatura y Política en América Latina




“Se sabe muy bien que el arte puro y el arte
vacío son una misma cosa y que el purismo estético
no fue más que una brillante maniobra
de los burgueses del siglo XIX,
quienes prefrían verse denunciados como
filisteos que como explotadores”.
Jean Paul Sastre: ¿Qué es literatura


Más que una ponencia quisiera aquí traer a colación algunos elementos para la discusión. Sé que no todos los presentes van a estar de acuerdo con lo que voy a expresar, pero esos son gajes del oficio: cuando se trata de asuntos ideológicos o políticos, es imposible unificar criterios, pero tengan la absoluta seguridad que respeto todas las opiniones, porque la diversidad ideológica es la oportunidad mas expedita para el crecimiento intelectual.
“Desde que existe la escritura ha habido prohibiciones. Desde que a la palabra se le asigna poder, a los filósofos y escritores les está garantizado veneno y destierro, censura y exilio, campos de concentración y prisión individual, persecución hasta el asesinato. Desde Sócrates hasta Ovidio, desde Montaine hasta Heine, desde Zola a Mendelstam, desde Orwel y Kafka hasta Rushdie. ¡Qué alegría! (Günter Grass) (1).
Ahora veamos lo que dice Manuel Scorza: “Todos mis libros fueron siempre políticos y todo la literatura lo es por lo que dice o por lo que calla”.
Después de haber leído estas oportunas aseveraciones, decidí escribir las presentes reflexiones sobre Literatura y Política en América Latina; como no puedo abarcar a todos nuestros escritores, me limito a algunas muestras de las épocas de la emancipación, del romanticismo, del modernismo y contemporáneos, que constituyen una prueba fehaciente de la relación entre ideología, política y literatura.
Jaime Mejía Duque y Mario Benedetti, afirmaron en todos los escenarios, que en América Latina, desde la época de la independencia, la literatura y la política han ido de la mano. Unos más otros menos, los escritores latinoamericanos han tenido que ver con la vida política de sus respectivos países y muchos han tenido trascendencia política en todo el continente, y es más, escritores como Vallejo y Neruda se solidarizaron con el proletariado internacional, al ponerse al servicio de la causa republicana en España. Incluso, grandes hombres de la independencia como Camilo Torres, Simón Bolívar y otros, fueron excelentes escritores. Las cartas de Bolívar fueron magistrales piezas literarias; y ¿qué decir de sus manifiestos?, sus manifiestos fueron poesía pura, miremos esta muestra:
“/Por la libertad, digo, /está erizada de armas la tierra/ que poco há sufría el reposo de los esclavos; /y si desastres horrorosos/ han afligido las más bellas provincias/y aún repúblicas enteras/ ha sido por culpa nuestra,/ y no por el poder de nuestros enemigos…/ Debemos triunfar/ por el camino de la revolución y no por otro/”.
Hablando de Colombia, algunos de sus presidentes han hecho literatura. El himno nacional, compuesto por Rafael Núñez, es una pieza digna del Neoclasicismo. Miguel Antonio Caro, José Manuel Marroquín, Marco Fidel Suárez y otros, también incursionaron en la literatura, es decir: estos personajes fueron literatos absorbidos por la actividad política. Es muy patética una escena de la obra I Took Panamá, montada por el Teatro Popular de Bogotá, bajo la dirección de Jorge Alí Triana, en la que se muestra cómo mientras el Presidente Marroquín se dedicaba a componer anagramas, los gringos se robaban el Canal de Panamá.
En ningún momento la literatura en América Latina ha dejado de ser polémica, política y testimonial, con diversas variedades. Los escritores y los poetas latinoamericanos, rara vez pudieron o quisieron eludir la participación en alguna actividad política, bien del lado del establecimiento o bien del lado de la oposición. Jaime Mejía Duque y Ángel Rama han coincidido en afirmar, que la mayoría de nuestros escritores han tenido que vivir de los puestos públicos, debido a nuestras amorfas y elásticas burocracias que caracterizan el cuadro de la dependencia y el subdesarrollo, en donde por motivos del atraso socioeconómico, el estado es el principal empleador. (2)
Sea como funcionario, sea como aúlico, plumífero (3) o implacable opositor de un régimen determinado, el escritor o poeta ha incidido notablemente en la vida política de nuestros países. El Periquillo Sarniento del mexicano José Joaquín Fernández de Lizardi, considerada por la crítica como la primera novela hispanoamericana, publicada en 1.816, en el centro de las coyunturas de las guerras de independencia, es una novela menudamente política. (4)
No es gratuito entonces, que con Fernández de Lizardi se le haya dado inicio al martirologio para muchos de los escritores que denuncian las injusticias en Nuestra América. Este escritor fue encarcelado por haber fundado el periódico El pensador mexicano, el cual consagró a la causa revolucionaria independista, según Jean Franco(5), la verdadera vocación de Lizardi era la de periodista; mientras pasaba la censura a los periódicos, él se dedicaba a escribir novelas para evadir las iras de la censura. Lizardi en su Periquillo, denuncia las injusticias que se dan en la vida colonial. Unos de los aspectos que revela son las aberrantes esclavitud y discriminación racial:
“Dígalo la isla de Haití, que hoy llamamos Santo Domingo; dígalo la de Cuba o la Habana, donde con una calesa o una golosina con que habilitaban a los esclavos, los obligaban a tributar a los amos un tanto diario fijamente como en rédito del dinero que se había dado por ellos…y si nó ¿qué sufrirían? Azotes. Y las negras ¿Qué hacían cuando no podían vender sus golosinas? Prostituirse. ¡Cuevas de la Habana¡ ¡ Paseos Guanabacoa! , hablad por mí...
Y si aquellas negras resultaban con el fruto de su lubricidad o necesidad en las casas de sus amos, ¿qué se hacía? Nada; recibir con gusto el resultado del crimen; como que de él se aprovechaban los amos en otro esclavito más…Yo deseo, señores, que me descifréis este enigma. ¿Cómo cumpliré bien los preceptos de aquella religión que me obliga a amar al prójimo como a mí mismo y a no hacer a nadie el daño que repugno, comprando por un vil interés a un pobre negro…y tratándolo a veces quizá poco menos que bestia?¨ (6)
Fernández de Lizardi también critica a la religión por parcializarse del lado de los poderosos, a la educación por inoperante: “Me pusieron en la escuela, y en ella ni logré saber lo que debía, y supe, como siempre, lo que nunca había de haber sabido.”(7).
También tienen su parte la justicia, el sistema carcelario, en fin nuestro prístino novelista, denuncia la corrupción en todos los aspectos de la vida colonial:
“El notario considera la ley no como un conjunto de normas que deben cumplirse, sino como ornato de antigüedad. El boticario está de acuerdo con el médico para engañar a los pacientes…los monjes asisten a fiestas y bailes, el sacristán roba a los muertos. Los mendigos se aprovechan de la necesidad que tienen los católicos de dar limosna y aprenden a engañar y a fingirse enfermos y lisiados en su escuela de mendigos”. (8)
Vemos pues, que Fernández de Lizardi es conciente de lo que escribe y en todas sus obras hace una radiografía de la sociedad colonial mexicana, claro válida para toda sociedad colonial latinoamericana, puesto que la estructura colonial impuesta por España tuvo las mismas características en todas las latitudes de nuestra región. Por esto es encarcelado, desterrado y censurado, (9) por los detentadores del poder, comportamiento político constante de las autoridades latinoamericanas para con los escritores que denuncian las injusticias, ya sea a través de sus obras o al margen de ellas. Pero Lizardi era tan conciente de su cometido literario e ideológico en su medio y su época, que dos meses antes de morir increpaba a sus enemigos en un folleto que con el titulo Testamento y despedida publicó en 1.827: ¨¿No advertís que aunque yo muera, jamás faltarán escritores instruidos y resueltos que continuarán combatiendo los abusos?” (10).
Al referirme a los hombres que hicieron literatura en la época de la independencia, no podría omitir los nombres del uruguayo Bartolomé Hidalgo (1.788 – 1.822), quien en sus diálogos, con su particular estilo muestra campesinos gauchos, hablando de las injusticias, y de la justeza de la lucha por la independencia. El peruano Mariano Melgar (1.791 – 1.815), quien colgó los hábitos para incorporarse a la lucha libertaria. Allí en la trinchera escribía poemas contra la tiranía española, y hasta sus poemas amorosos en forma de canción india, tenían un alto contenido político y satírico:
“/Vuelve que ya no puedo/ vivir sin tus caricias/ vuelve mi palomita/ vuelve a tu dulce nido/. /Mira que hay cazadores, / que con afán maligno/ te pondrán en sus redes/ mortales atractivos; / y cuando te hayan preso/ te darán cruel martirio/ no sea que te cacen; / huye tanto peligro/ vuelve, mi palomita, vuelve a tu dulce nido. /”.
En Ecuador tenemos a José Joaquín de Olmedo (1.780 – 1.847). Basta con leer el titulo de su más celebrado poema, para saber de que se trata: Oda a la victoria de Junín o canto a Bolívar:
“/ Nosotros vimos de Junín el campo;/ vimos que al desplegarse del Perú y de Colombia las banderas/ se turban las legiones altaneras,/ huye el fiero español despavorido/ o pide paz rendido”/.
A demás de estos escritores citemos, quizá los más importantes: El cubano José María de Heredia (1.803 – 1.839) y al sapientísimo venezolano Andrés Bello (1.781 – 1 856), que según Antonio Portuondo, Fue quien se encargó de lanzar en sonoros versos neoclásicos, la proclama de nuestra independencia intelectual: ¨Tiempo es que dejes ya la culta Europa,/ que tu nativa rustiquez desama,/ y dirijas el vuelo donde te abre/ el mundo de Colón su grande escena./”(11).
No es necesario insistir aquí en el sentido que como lo dijera el mismo Portuondo: “Desde sus comienzos el verso y la prosa surgidos en tierras hispánicas del nuevo mundo revelan una inquietud ante las circunstancias sociopolíticas y se esfuerzan en influir sobre ella. No hay escritor u obra importante que no se vuelque sobre la realidad social americana y hasta los más evadidos tienen un instante apologético o criticista frente a las cosas y a las gentes.” (12).
Obviamente, que en un periodo tan convulso como el de la emancipación, la relación política-literatura es más evidente, y sobre todo en los poetas, que abundan mucho en las luchas por la libertad, y además se sabe que la poesía es propicia para las sociedades en guerra. Es bueno que veamos algunos aspectos de la vida, obra y vicisitudes de los poetas anteriormente mencionados.
Melgar fue ejecutado por los españoles en el campo de batalla en Umachirí.
José María de Heredia, se ve obligado a huir a Estados Unidos, por haber participado en el primer intento de sublevación de los cubanos contra España. En México vuelve a conspirar, por esto es condenado a pena de muerte, castigo que no alcanzan a ejecutar los españoles.
Bartolomé Hidalgo además de ser el primer cultivador de la poesía gauchesca, se alistó en las milicias durante las guerras de independencia. Fue comisario de guerra del ejército libertador uruguayo, y al nacionalizarse como argentino, lo nombraron como tesorero de la aduana bonaerense.
El polifacético Andrés Bello, a demás de escribir Alocución a la Poesía, Silva a la agricultura de la Zona Tórrida, La Oración por Todos, y su famosa Gramática de la Lengua Castellana, fue auxiliar de Bolívar en Londres, a donde fue en una misión diplomática. Después de su regreso se dirige a Chile en 1.829. Allí funda la Universidad Santiago de Chile, redacta el primer código civil chileno y hasta una obra de Principios de Derecho Internacional.
José Joaquín de Olmedo fue diputado, miembro de la junta de gobierno, diplomático, llegó hasta desempeñar la vice-presidencia de la república, incluso aspiró a la presidencia y fue derrotado.
Neoclásicos, prerrománticos o románticos como rotularon a Bello, estos hombres tuvieron que ver mucho con la vida política de sus países y de toda América, en especial Bello que fue una especie de ciudadano americano (algo así como el “Bolívar de la poesía”). Y es que aquí llegamos a la época postindependentista, la época de la consolidación de los estados nacionales en América Latina, época en que ser escritor era sinónimo de desterrado si se estaba en la oposición, o de diplomático, funcionario o presidente si se estaba al lado de los triunfadores.
Hoy podemos apreciar a distancia cómo casi todo el romanticismo latinoamericano se convirtió en un discurso político ininterrumpido, sobre todo el romanticismo argentino. El matadero de Esteban Echeverría (1.805 1.851), Facundo de Domingo Faustino Sarmiento (1.811 – 1.888) y Amalia de José Marmol (1.818 – 1.871), al leerlas da la impresión que las escribiera un solo autor; son algo así como un extenso “cadáver exquisito” hecho a seis manos. Estos escritores que hacen parte de la llamada generación del “destierro” (los tres escribieron sus obras en el exilio), coinciden en la concepción de la primigenia burguesía latinoamericana, en relación con la dicotomía “civilización y barbarie” en la lucha tenaz que libraron contra la sangrienta tiranía de Rosas (de 1.835 a 1.852).
Echeverría utiliza simbólicamente el título de su famoso cuento, para demostrar que Rosas tiene convertida a la Argentina en un matadero:
“Llamaban ellos salvajes unitarios, conforme a la jerga inventada por el restaurador…a todo el que no era degollador, carnicero, ni salvaje ni ladrón… a todo patriota ilustrado; y por el suceso anterior puede verse a las claras que el foco de la federación estaba en el matadero.” Culmina así su cuento Echeverría.
Y hablando de Amalia: ¿Qué es Amalia, si no una acerba denuncia, sobre la situación política de Argentina bajo la dictadura de Rosas? Allí está retratada la implacable y sanguinaria Mazorca; la historia de amor entre Amalia y Eduardo, solo sirve como telón de fondo, para denunciar las atrocidades de Rosas. Amalia fue escrita por Mármol en el exilio en 1.851. A la caída de Rosas Mármol fue diplomático, senador y director de la biblioteca nacional, como premio a sus escritos:
“Así quiero que se llamen en adelante, -ordena Rosas a un escribiente-, así lo he mandado ya, salvajes ¿oye usted? si, excelentísimo señor, salvajes…
- ya está excelentísimo señor,
- lea usted, y el escribiente leyó.
¡Viva la confederación argentina!
¡Mueran los salvajes unitarios!” (13)
Sobre Facundo, que más que novela, debería ubicarse como un ensayo, publicado también en el exilio por Sarmiento en 1.845; fue el libro que más desprestigió a Rosas, tanto dentro de la argentina como en el exterior. Valga decir que cuando se publicó esta obra en Chile, el país austral estaba a punto de recibir un embajador de Rosas, que al fin y al cabo fue rechazado cuando fueron conocidos los desmanes del Dictador, a través de las denuncias que hizo Sarmiento en su ampuloso libro. Creo que Facundo fue el pasaporte para que Sarmiento ascendiera a la presidencia de Argentina luego de la caída de Rosas:
“De la fiesta sale al fin de año y medio, el color colorado como la insignia de adhesión a la causa; el retrato de Rosas, colocado en los altares primero, pasa después a ser parte del equipo de cada hombre, que debe llevarlo en el pecho, en señal de amor intenso a la persona del restaurador. Por último de entre las fiestas se desprende al fin la terrible Mazorca, cuerpo de policía entusiasta federal…
Así en una comunicación de un alto funcionario de Rosas he leído en estos días, que es un signo que su gobierno ha mandado llevar a sus empleados, las palabras: mueren los salvajes asquerosos, inmundos unitarios.” (14).
Demos un salto, para llegar a los modernistas a quienes desde finales del siglo XIX y hasta las dos primeras décadas del siglo XX, les tocó la fortuna o la desdicha, de ver cómo Estados Unidos comenzaba a introducir sus tentáculos en la América Latina:
Nos encontramos ahora con el gran José Martí. Sus escritos más significativos, desde el Presidio político en Cuba (1.871), hasta su última producción Diario de campaña (1.895), el contenido político y la creación verbal resultan indisolubles. Estamos ante un escritor, para quien la literatura y la revolución van íntimamente unidas.
Martí antes de cumplir los 20 años fue condenado a trabajos forzados, por haber participado en una conspiración en 1868, a favor de la independencia. El castigo de trabajos forzados se le conmutó por la del destierro a España, donde escribió el Presidio político en Cuba. En este escrito denuncia atrocidades como los casos de niños condenados también a los trabajos forzados en las canteras y el del brutal apaleamiento del anciano Nicolás, quien acabó desplomándose a causa de los implacables castigos y la debilidad; y es que hasta estos acontecimientos horrorosos Martí los escribe líricamente, veamos:
“Se le echó al pié de un montón. Llegó el sol, calcinó con su fuego las piedras. Llegó la lluvia, penetró con el agua las capas de la tierra. Llegaron las seis de la tarde. Entonces dos hombres fueron al montón a buscar el cuerpo que calcinado por el sol y penetrado por la lluvia, yacía allí desde las horas de la mañana”.
Y como si fuera poco increpa a los españoles de esta manera:
“¡Horrorosa, terrible, desgarradora nada!
¡Y vosotros los españoles la hicisteis!
¡Y vosotros la sancionasteis!
¡Y vosotros la aplaudisteis!” .
Martí no solamente ataca a España, sino que en toda su obra, y sobre todo en su prosa ataca al colonialismo y a las dominaciones extranjeras. Por esto en su obra fustiga constantemente a los Estados Unidos, porque si algo hicieron los escritores modernistas fue prevenir a nuestra América sobre la inminencia de la dominación norteamericana. No obstante estas constantes denuncias, la obra de Martí no deja de estar llena de humanismo, de amor a su patria a Nuestra América,- como él lúcidamente la denominó-, de amor a sus semejantes y aún hasta a sus enemigos:
“/cultivo una rosa blanca/ en julio como en enero/ para el amigo sincero/ que me da su mano franca/ y para el cruel que me arranca/ el corazón con que vivo/ cardo ni oruga cultivo/ cultivo una rosa blanca/”.
Aunque no se trata de hacer un examen minucioso de la obra de Martí, quien, según Rubén Darío, escribió la prosa más bella del mundo, a tono con esta ponencia hay que dejar en claro y recalcar que Martí: “No admite que nadie se desentienda del quehacer político…su amor al hombre y su fe en él se afirman en sus postulados políticos, revolucionarios y libertarios: la soberanía nacional inalienable, la igualdad civil para todos los hombres y razas, el sufragio universal…
Martí ama a los pobres y sufre con ellos, participa de su ansiedad de justicia, porque entiende que la pobreza es consecuencia de un desequilibrio social:
“/Yo sé de un pensar profundo/ entre las penas sin nombres; / ¡la esclavitud de los hombres/ es la gran pena del mundo!/”.
Al estudiar la obra de Martí comprendemos el por qué su obra está inseparablemente vinculada a la independencia y posterior revolución cubana y por qué su pensamiento y su acción han trascendido con fuerza avasalladora a toda nuestra América, y por qué sacrificó su vida por la libertad y la independencia de su patria:
“No me pongan en lo oscuro/ a morir como un traidor/ ¡Yo soy bueno y como bueno/ moriré de cara al sol!/” (Versos sencillos).
La magnitud de la vida y obra de Martí, ha hecho de él una figura solo comparable a la de Simón Bolívar; no en vano cuando un visitante extranjero aterriza en la capital cubana, lo primero que ven sus ojos es un letrero enorme que dice: Aereopuerto internacional de la Habana José Martí; y no es gratuito que Fidel Castro terminara todos sus discursos con una frase Martíana que los cubanos tienen impregnada hasta en lo más profundo de sus conciencias: “Patria o muerte”. (15)
“Para su bien o para su mal, el escritor latinoamericano no puede ya cerrar las puertas a la realidad, y si ingenuamente procura cerrarlas, de poco le valdría, ya que la realidad entraría por la ventana” (Mario Benedetti).
Con esta cita de Benedetti quisiera hacer una somera alusión a Rubén Darío, “el gran elefante sonoro, que rompió todos los cristales de una época del idioma español”,-al decir de Neruda-, Hablar aquí de la obra de Darío, considerado como apolítico, como evasor de la realidad americana de su tiempo, sirve para reafirmar mi tesis inicial. Porque cuando los Sandinistas entraron victoriosos a Managua (en 1979) e iban entonando cánticos con las letras de los poemas de Darío, muchos comenzamos a mirarlo de otra forma, y más aún cuando el gobierno de reconstrucción de Nicaragua lo proclamó libertador de la poesía latinoamericana y héroe nacional de su cultura.
Al decir del ilustre profesor Eduardo Pastrana Rodríguez:
Los estetas de la pequeña y gran burguesía han repetido sin pausas ni correcciones la idea de Darío preocupado únicamente en los descubrimientos del lenguaje…Esta falsedad que se origina en un evidente y calculado escamoteo, ha sido repetido por estudiosos y críticos progresistas” (16).
Sería ingenuo o mal intencionado, luego de una relectura juiciosa de Rubén Darío, seguir repitiendo el estribillo de Darío afrancesado, débil de carácter, evasor de realidades, y todas esas cosas que obliteran el verdadero contenido de la obra del inmenso “hijo de Martí”.
Leyendo la Oda a Roosevelt, el famoso “cazador” de I took Panamá, nos damos cuenta de que como intelectual, y de acuerdo con la época que le tocó vivir, Darío debió morir con su conciencia tranquila, porque él previno a la América “morena y mestiza”, de las futuras y continuas invasiones de los Estados Unidos a los países latinoamericanos. Darío, además de haber sido “el mejor de esta tierra”, según Neruda y García Lorca, el Orfeo de la lira americana, fue lúcido y premonitorio:
“Eres los Estados Unidos,/ eres el futuro invasor/ de la América ingenua que tiene sangre indígena/ que aún reza a Jesucristo y aún habla español./
…/Crees que la vida es incendio,/ que el progreso es erupción,/
/que en donde pones la bala/ el porvenir pones. /No.
…/Mas la América nuestra que tenía poetas/ desde los viejos tiempos de Netzahualcoyotl/… la América del gran Moctezuma, del Inca/ la América fragante de Cristóbal Colón/ la América católica, la América española,/ la América en que dijo el noble Guautemoc:/ “Yo no estoy en un lecho de rosas”; esa América/ que tiembla de huracanes y que vive de amor, / hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive/ y sueña. Y ama, y vibra, y es hija del sol. / Tened cuidado. ¡Vive la América española!/ Hay mil cachorros sueltos del león español. / Se necesitaría, Roosevelt, ser, por Dios mismo, / el riflero terrible y el fuerte cazador, / para poder tenernos en vuestras férreas garras./”
En los anteriores versos se ve cómo el ilustre poeta, trata a los invasores norteamericanos de bárbaros sin ningún tapujo, en donde a Roosevelt lo identifica como símbolo de esos intrusos del norte. Veamos los siguientes versos de su celebrado poema A los cisnes, que en parte parecen continuación de los anteriores:
“/ Nos predican la guerra con águilas feroces, / gerifaltes de antaño reviven a los puños/…
/Faltos de los alientos que dan las grandes cosas, / ¿Qué haremos los poetas sino buscar tus lagos? … / Yo interrogo a la esfinge que el porvenir espera/ con la interrogación de tu cuello divino. /
/ ¿Seremos entregados a los bárbaros fieros?/ ¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?/… / ¿Callaremos ahora para llorar después?/”.
Los versos leídos son tan dicientes, que no merecen mayor comentario, porque aquí la posición americanista y antiimperialista es muy evidente; pero quisiera corroborar lo dicho anteriormente trayendo a colación lo escrito al respecto, por el inquieto poeta Juan Manuel Roca:
“Poeta de cisnes, dicen sus críticos acérrimos, poeta de tórtolas y liras, de góndolas que nunca han surcado las aguas de Nicaragua. Pero se olvidan de la gran pluralidad, de la gran orquestación americana de Rubén Darío en sus cantos de vida y esperanza”. (17)
No mencionamos acá a Rodó y a Santos Chocano, porque sus posiciones políticas antiimperialistas son indiscutibles; pero si quiero hacer notar que Santos Chocano, el poeta de Alma América ha sido proscrito de los textos de literatura, como si la crítica estuviera haciendo con él, lo mismo que sus enemigos, que lo persiguieron desde su tierra peruana, hasta matarlo en un tranvía en Chile. Lo mismo podemos decir en Colombia de los textos de Vargas Vila, quien por su posición radical ideológica y política, erró por el mundo y le tocó morir en Barcelona, lejos del alcance de la siniestra mano de la hegemonía conservadora.
Antes de tomar la última parte, me es imposible omitir los nombres de César Vallejo, Ciro Alegría y de Jorge Icaza, escritores posteriores a los modernistas; que aunque la crítica habla continuamente de sus novelas, ubicándoles simplemente como realismo social, creo que el Tungsteno, El mundo es ancho y ajeno y Huasipungo, no se podían escribir de otra forma, porque si a los modernistas les tocó vivir las primeras incursiones del moderno capital imperialista, durante las dos primeras décadas del siglo pasado; a estos escritores les tocó la época más dura, de los años veinte(1920) hacia acá; la época de bárbaras invasiones. Época en que la burguesía latinoamericana, con sus instrumentos de poder: estado, ejercito y religión, le entregan gran parte de estas ubérrimas tierras a los “filibusteros norteamericanos” como los llamara Ernesto Cardenal.
“Y es de América Latina que quiero hablarles hoy, como ilustración de un compromiso posible. Esta América a la cual yo pertenezco, que ofrece al mundo, como un retablo, el espectáculo de un universo en el que el compromiso ha sido siempre inseparable de la vida intelectual”.
Alejo Carpentier.
Ustedes ahora se estarán preguntando, si solo valoro aquella producción literaria, llamada por la crítica tradicional “Literatura comprometida”: Ya lo dije desde un comienzo y sistemáticamente lo he venido reforzando con citas de gente que ha estado en el oficio, por lo tanto resumo:
Toda literatura es comprometida, y todos los hombres tenemos un compromiso, unos somos concientes de eso, otros no, y otros lo niegan; Así como todos los seres tienen su sexo (los únicos que no tienen sexo son los ángeles), todos los actos de los hombres son políticos, y con mucha más razón el acto de escribir, porque se sabe que la pedagogía y la escritura son los actos más racionales del hombre, luego se supone que los intelectuales son más concientes del asunto que nos ocupa. El escritor a través de sus obras expresa su visión del mundo, su ideología, su posición política como expresión de esa ideología. Al respecto dice Jorge Enrique Adoum: “Si todo acto es político, todo libro también lo es”, y al profesor Manuel Cassiani Reyes le leí un concepto relacionado con esto, en una conferencia que ofreció en Bogotá, el pasado 6 de marzo de 2009, sobre la obra de Candelario Obeso: ¨No hay poesía negra, mestiza, ni blanca. La poesía –y por lo tanto todo arte y toda literatura-, es la Expresión del alma y una forma de expresar nuestros sentimientos nuestra admiración, tristeza, dolor…Obeso a través de ella expresó su nostalgia, su ideología, ratificó su condición de negro, su razón de ser¨.
De lo anterior se desprende que el escritor en cualquier parte de la tierra que esté, va a expresar la subjetividad de su existencia, que es la subjetividad de su gente, de su clase. Aunque a algunos escritores y críticos se les ha dado por decir que una cosa es la política y otra es la literatura, con esto están asumiendo una actitud farisea, que favorece a los enemigos del progreso de nuestros pueblos, a los enemigos de nuestra independencia social, intelectual y política. Quienes asumen esta posición de estar encubriendo la realidad, hacen como el gato, que tapa sus deyecciones. Opino que quienes callan ante la realidad, están haciendo más política que quienes hablan o escriben sobre ella.
No podemos caer en la hipocresía de algunos críticos o de algunos escritores con respecto a lo que hacen sus colegas de oficio, es decir: que como lo dijera Benedetti, para descalificar a alguien políticamente, simulan que lo están criticando literariamente. Lo cierto es que se puede escribir bien, se puede hacer buen arte y buena literatura sin sacrificar la visión del mundo ni la posición política que se tenga: ¿Quién puede descalificar la obra de Borges, que para hacer sus extraordinarios libros, no renunció a su posición conservadora de derecha?
¿Quién puede descalificar estéticamente la obra de Octavio Paz a pesar de su pregonado apoliticismo?
Y pasando a la otra orilla, refiriéndonos a los escritores demócratas y antiimperialistas confesos: ¿Quién puede condenar estéticamente a Vallejo, a Neruda, García Marquez, Carpentier; Cortazar; Benedetti, Fuentes, Cardenal, Nicanor Parra, Guillen, Roa Bastos y demás escritores comprometidos con el proceso de liberación en América Latina?
Pongo esto sobre la mesa porque Guillermo Cabrera Infante, que es un gran escritor que contribuyó con sus cuentos de Así en la Paz como en la Guerra, al proceso revolucionario cubano, cuando entró en contradicciones con el gobierno de Cuba y se exilió en Inglaterra, comienza a renegar de la llamada literatura comprometida, y hablar pestes de las obras de grandes escritores, por ejemplo dice que Miguel Ángel Asturias, es un escritor execrable, que Carlos Fuentes no es un escritor, sino que es un político que intenta hacer literatura, que García Márquez no le interesa como persona (ni como escritor, por supuesto).
Es decir que las contradicciones ideológicas y políticas entre los escritores también se reflejan en los comentarios que hacen los unos de los otros, pero lo reprochable es que disfrazan la crítica política con la descalificación estética. Otras polémicas han sido más sinceras, incluso algunos se han ido hasta los puños por esas contradicciones; recordemos que Vargas Llosa le dio un puñetazo en el ojo a García Márquez frente a la puerta de un teatro en Méjico por allá en 1976. Y el Vargas Llosa del 76 hacia acá, no es el mismo de antes: Una cosa era el Vargas Llosa de los Cachorros, el de la Casa Verde, el de la Ciudad y los Perros y hasta el de Pantaleón y las Visitadoras, y otra cosa es el Vargas Llosa de la Guerra del Fin del Mundo y el de la Historia de Mayta, y sin embargo no ha dejado de escribir bien.
Aunque no podemos abarcar a todos los escritores latinoamericanos, no quisiera desaprovechar esta oportunidad para referirme a algo que me está dando vueltas en la cabeza desde hace rato. Quiero referirme a Jorge Luís Borges y a Julio Cortazar.
Borges y Cortazar hicieron buena literatura, de la mejor, pero sin embargo Borges nunca dejó de ser un viejito reaccionario. Algunas veces dejaba ver su posición soterradamente; por ejemplo cuando valora la obra inmortal del inmenso Darío, afirma que textos como a Roosevelt, Salutación del Optimista, el Canto a la Argentina, los Cisnes y otros, son deleznables (18). Nótese que, curiosamente Borges hace esta apreciación es con las páginas en donde Darío deja ver su posición Americanista y antiimperialista: ¿Será esto casualidad?, o será que en verdad estas páginas son deleznables?, o será que los ostentadores del poder y sus áulicos, buscan por todos los medios ignorar la obra de los escritores que denuncian o muestran lo que realmente está pasando, de ignorar los escritos donde un autor exprese su posición política? Lo que yo creo es que aquí se está disfrazando el hecho de no compartir las denuncias que hace Darío en estos poemas, con una injusta valoración estética. Es más, esta posición retrograda, le costó quizás a Borges lo que más deseó en su vida: el premio Nobel, claro porque ni el premio Nóbel escapa a la situación política. Este premio por lo regular se les otorga a los escritores que comportan una posición demócrata o social-demócrata. Según García Marquez, en 1976, y hasta el mes de septiembre, Borges era ya el premio Nobel, pero prefirieron dárselo a un desconocido en ese entonces, Saul Bellow, porque, y voy a citar textualmente a García Marquez:
“Lo cierto es que el 22 de septiembre de aquel año, Borges había hecho algo que no tenía que ver con su literatura magistral: Visitó en audiencia solemne al general Augusto Pinochet (y continúa García Marquez, entre comillas y citando lo que Borges le manifestó al “Tiranosaurio”: “Es un honor inmerecido ser recibido por usted señor presidente - y continúa, sin que nadie lo haya interrumpido-. En Argentina Chile y Uruguay, se están salvando la libertad y el orden. Ello ocurre en un continente anarquizado y socavado por el comunismo”. (19)
Aunque García Márquez trata de justificar esa cantidad de sandeces, creo como lo creyeron los señores de la Academia sueca, que estas palabras fueron sinceras por parte de Borges, si nos atenemos a sus reiteradas posturas que tuvo en pro de las dictaduras del Cono Sur.
En cambio, otro grande, Julio Cortazar, que tampoco aparentemente escribía literatura comprometida: “El rey midas de la literatura, todo lo que tocaba lo convertía en oro” (Tomás Borge), “El argentino que se hizo querer de todos”( García Márquez) , a diferencia de Borges, era un gran propagandista de la lucha por la liberación en América Latina.: Redactaba y firmaba manifiestos contra las dictaduras y contra la intervención de Estados Unidos en los asuntos internos de los países latinoamericanos; como él mismo lo dijera, sus libros culminaban en la realidad: Llegó al ejercicio pleno de la solidaridad humana, al quehacer por los prisioneros uruguayos, por los desaparecidos en Argentina, a su profunda admiración por la revolución cubana, a su entrega militante por la causa sandinista, tal vez por esto tampoco recibió el Nobel, y sí que también lo merecía.
Lo cierto es que el intelectual y el escritor en América latina tienen un gran compromiso, un serio compromiso en sentido doble: Tienen que ser ante todo americanos, como lo dijera Rodó, y al mismo tiempo escribir bien, deben asimilar la tradición cultural universal y ponerla al servicio de la independencia política y cultural de América latina. Los intentos de evadir esta misión, solo sirven para comprometerlos con los enemigos de la libertad.
Y para terminar y a manera de epílogo, quiero resumir todo lo dicho con unas palabras y unos versos de Pablo Neruda.
“Son enemigos de la poesía cuantos excluyen de ella la lucha que es también nuestro pan de cada día. Aquellos que nos ponen unas fronteras, quieren destruir todo el castillo. Aquellos que políticamente, quieren apartar la poesía de la política, quieren amordazarnos, quieren apagar el canto, el eterno canto, el eterno canto.”
Y ahora estos versos.
“Yo sigo en las tablas de mi ley/ acumulando estrellas y armamento/ y en el duro deber americano/ no me importa una rosa más o menos/ tengo un pacto de amor con la hermosura/ tengo un pacto de sangre con mi pueblo/. (20)


NOTAS
1. GRASS, GUNTER: “Censura y literatura, en Magazín Dominical de El espectador. Bogotá, mayo 10 de 1992.
2. MEJIA DUQUE, Jaime. NARRATIVA Y NEOCOLONIALISMO EN AMERICA LATINA. Medellín, Oveja Negra 1972.
3. Piénsese en Plinio Apuleyo Mendoza.
4. MEJIA DUQUE, Op Cit.
5. Franco, Jean. HISTORIA DE LA LITERATURA HISPANOAMERICANA. Barcelona, ed. Ariel, 1983.
6. FERNÁNDEZ DE LIZARDI, José Joaquín: EL PERIQUILLO SARNIENTO, Méjico. Editorial porrua 1974. pp. 346 – 347.
7. Ibid, 17.
8. Ibid.
9. El libro cuarto del periquillo fue censurado, solo se publicó después de su muerte.
10.Citado por Mejía. Op cit P:30
11. Citado por: Portuondo, José Antonio “Literatura y sociedad, en Fernández Moreno César, y otros América Latina y su literatura. Sexta edición. Méjico. Siglo XXI, 1979. p 401.
12. Ibid 391.
13. Mármol, José. AMALIA. Medellín, Bedout, 1982. Pp: 53-54.
14. Sarmiento, Domingo Faustino. FACUNDO, Medellín, Bedout, 1971. Pp: 221-222.
15. No está demás recordar que Martí murió combatiendo por sus ideas el 19 de mayo de 1895 en la acción de Dos Ríos.
16. Pastrana Rodriguez, Eduardo: Darío Recobrado. Cali, Imprenta Departamental del Valle, 1988.
17. Roca, Juan Manuel. ¨Breviario del Modernismo¨, en Magazin Dominical del
Espectador, Bogotá, Julio 3 de 1988.
18. Borges, Jorge Luis: ¨Mensaje en honor de Rubén Darío¨, en Rubén Darío y su obra, Bogotá, Editorial Norma, 1991: P: 9
19. García Márquez Gabriel: ¨El fantasma del Nobel¨, en Magazín Dominical del Espectador, Octubre 24 de 1982.
20. Citado por: Orjuela, Hector. ¨Literatura Hispanoamericana¨. En: ENSAYOS DE INTERPRETACIÓN Y CRÍTICA, Bogotá, Publicaciones del Instituto Caro y Cuervo, Vol, LVI, 1980, pp: 127 y 142.

Ensayo

Andrés Elías Flórez Brum
El alma de las Palabras en Meira Delmar


(Homenaje a la poeta Meira Delmar, XVI Encuentro
de Declamadores y Poetas, Chinú, diciembre 2008)

En la literatura de las escritoras del Caribe, una de las que más ha florecido es la poeta barranquillera Meira Delmar.
Y de su poético seudónimo, una acepción podría ser: Flor del caribe cuyos pétalos siempre giran sobre el mar en torno a la luna y el sol en canto de amor.
De este jardín de la ternura y el amor, el arte y la literatura, contemplamos con admiración, como en una pintura de Enrique Grau o de Cristo Hoyos Mercado, sus apariciones en este marco.
Siguiendo un orden casi cronológico, destacamos los nombres de: Lydia Bolena, Olga Salcedo, Amira de la Rosa, Márvel Moreno, Fanny Buitrago, Nora Puccini… Hasta las más cercanas, Lidia Salas, Margarita Galindo, Nora Carbonell, Lya Sierra, Mónica Gontovnik, Tallulah Flórez, Lauren Mendinueta…
De estos nombres salta el de ella, Meira, como estrella vespertina o como sirena en pos de Ulises. Esta giraluna-sol ha destellado con luz perenne dentro del grupo de escritoras de Barranquilla.
Meira Delmar, ha moldeado con entereza y pasión, el alma de las palabras tanto en la prosa como en el verso. De Amira de la Rosa, en homenaje, dice: Amira de la Rosa y Barranquilla andan juntas en tal armonía, que basta nombrar la una para pensar en la otra así como basta decir “el alba” para que en nuestra frente surja el rostro de la luz. De Nora Puccini de Rosado, en la presentación del libro: De las cosas pequeñas, dice: Luego la mirada se pierde alma adentro, y el hallazgo ahora es el amor, que le fue dado en plenitud y le ilumina el camino. De Margarita Galindo celebra al presentar la obra, Tocado por el Ángel, Cuando tuve en mis manos la copia del original de Tocado por el Ángel, y me iba acercando a las páginas finales del hermoso poemario, me fue dado escuchar, tal como una canción que trae el viento en la noche enlunada, o el tintineo de la lluvia en el alba, un aleteo suave, un batir de alas que me dejó en un suspenso de sorpresa. Refiriéndose a Alejandro Obregón, Meira dice, Para decirlo de prisa, es como si entre los ojos y el color no hubiese el mínimo obstáculo, ni siquiera el velo del aire; así de perfecto es el encuentro.
En un homenaje a ella, a Meira, en el Encuentro de escritores de Chiquinquirá, dijo en la plazoleta Julio Flórez, Yo quisiera tener mis manos y mis dedos como el mar Caribe, para abrazarlos a todos.
Ahora, en sus 86 años de poesía y vida ordenada con la Agencia EFE en Madrid antes de un recital expresa: La primera inspiración de la poesía es el amor, pero en mi poesía lo primero es el sueño del amor.
De manera que desde la prosa se percibe que las palabras van adquiriendo alma en la expresión y creación de Meira Delmar.
En efecto, para afirmarlo también en la poesía sirve de apoyo teórico el texto, La palabra en la vida y la palabra en la poesía, de Mijail Bajtin, quien afirma: La palabra tomada aisladamente, como fenómeno puramente lingüístico, no puede ser verdadera, ni falsa, ni atrevida, ni tímida. Y más adelante agrega, La palabra es el esqueleto que se llena de carne viva sólo en el proceso de la comunicación social viva.
Es decir, que las palabras, en el juego metafórico del artista, tanto en la prosa poética como en la poesía, se van rellenando por dentro como de almendra, de nuez, de miel, de esencia, de sustancia; untado de ello, en la obra artística, de alma o espíritu, de vida…
Sintamos la vida que adquieren las palabras en ese conocido poema, Soneto a la rosa, en sólo tres de sus versos: En las manos del alba vi la rosa./ ( verso 1). Con un alto vaivén de mariposa/ ( verso 5), arroyo de insistente melodía. (verso14)…
En el poema, Palabras, Palomas, dice: A veces vuelan las palabras/ como palomas que huyen/… La página, entonces,/ interrumpe su andadura/ y se queda en suspenso,/…
En el poema, Palomas: Un vuelo repentino de palomas/ interrumpe el silencio./
Dejo el libro un instante/ detenido/. Y mis ojos descubren en el aire/ la blanca estela/ del temblor alado. Diría que la imagen que aparece frente al creador le hace interrumpir la lectura del libro abierto, para entonces escribir y releer en la agenda o al margen del libro, el poema que le ha inspirado el vuelo de las palomas en su cielo, realidad y/o ficción.
En este siguiente poema todo es llama, chispa, lumbre, llamarada, para no decir hogar, cuando expresa: Nunca supe su nombre./ Pudo/ ser el amor, un poco/ de alegría, o simple-/ mente nada./ Pero encendió/ de tal manera el día, / que todavía/ dura su lumbre. / Dura./ Y quema.
En Perfume canta: Vuelvo a tenerte, amor, / como si nunca / te me hubieras ido. / Tus manos me recorren / el rostro suavemente,/ y te oigo la voz en un / susurro/ que me roza el oído./ Vuelvo a tenerte / y pienso en el perfume / que de nuevo me hiere/ aunque el jazmín no exista.
En Meira el amor es esa fuerza que sale del sujeto que ama hacia el objeto del deseo, Es decir, que como en el verdadero amor, no importa, para el ser enamorado, ser correspondido, pues sólo basta con dar amor…
Hay en ella una casi total ausencia del dolor, de la nostalgia, del sufrimiento y de la tristeza… Es un canto de vida, pasión y alegría por las cosas que la rodean y, a pesar de la ausencia o de la distancia o del abandono o la partida, en su corazón se sigue amando:
Allá: Si acaso al otro lado de la vida/ otra vez, por azar, nos encontramos, / ¿se reconocerán nuestras miradas / o seremos tan sólo un par de extraños?/ De todos modos te amaré lo mismo./ Juntos. O separados.
Entonces, para este admirador de la resonancia de estos versos, no es tanto la palabra que funda sino que crea y brota en llama viva de alma y corazón… En Meira, el mar es un inmenso espejo donde se reflejan las cosas y los seres objetos de inspiración y pasión: gaviotas, palomas, alcatraces, garzas… y aparece en la distante o cercana isla el ser amado.
En el canto de Meira, en el fondo, nada se abandona, ni se olvida, ni se aborrece, ni se cobra. Por el contrario, el amor es cascada o surtidor de fuente que brota en mariposas, palomas y rosas… sobre el espejo del mar.
En Instante, última estrofa, expresa: Ven conmigo y fijemos el instante / --mariposa de vidrio-- / en esta página. Comenta el filólogo Mijail Bajtin: Porque el poeta no escoge sus palabras de un diccionario, sino del contexto de la vida en la cual las palabras se sedimentan y se impregnan de valoraciones. Y frente al mar, la playa, la arena y los barcos, aparecen las palomas, los alcatraces, las garzas, las golondrinas… y en este universo tan Meira, la poeta ve, presiente y siente la impronta del ser amado.
De suerte que la prosa en Meira, es una prosa alegre, de un lenguaje elegante, como si sopesara las palabras para su levedad, atractiva y seductora, pues guarda en su seno la presencia del ángel del buen decir. Como si sólo se encargara de comentar lo que le causa completo placer. O rescata del referente lo que la devuelve al mundo de la fantasía.
En la poesía el placer es mayor. Por ejemplo, estalla en nuestros sentidos la imagen de esta casida: Sola, / en el azul de la mañana vuela / una garza. / Sabe Dios qué poeta distraído / dejó que se le fuera / una palabra.
En el siguiente haikú, se nos revela ante los ojos la doble imagen de la golondrina, la que vuela y la que se refleja: La golondrina / deja caer al agua / su sombra fina. Se advierte también la levedad de las palabras llanas.
El estado de ánimo que recrea el poema de Meira en el lector se debe al estado de alma que desde la misma vida le ha inyectado la poeta en la creación. Se convierte el poema, ante los ojos del lector, en un espejo donde las palabras se contemplan con la sensación de estar dentro del corazón del sujeto u objeto que se ama. La intensidad emotiva del poema recorre en el lector, como en el autor, piel y cuerpo, entrañas y corazón… El acontecimiento se revela en una sola pasión consubstancial al ser autor y lector.
Basta, entonces, tres palabras, tocadas por la sensibilidad y el canto de vida que les ha puesto Meira, para quedar en la lectura ebrio de amor y ensueño:
En las manos del alba vi la rosa

Bibliografía
DELMAR, Meira. Poesía y prosa, Ediciones Uninorte, 2ª. edición revisada, Barranquilla, 2006.
BAJTIN, Mijail. Hacia una filosofía del acto ético, La palabra en la vida y La palabra en la poesía, Anthropos Editorial, España 1997.
GARCÍA, Maffla Jaime. Cuadernos de literatura, La lectura de la poesía, Pontifica Universidad Javeriana, Volumne III No. 5, enero-junio 1997

domingo, 28 de junio de 2009

Ensayo

Adriana Rosas
Personajes femeninos de Fanny Buitrago

La mirada del Bildungsroman en “Mammy deja el oficio” y “Salino de los amantes”-

La obra de Fanny Buitrago se puede mirar desde diversos prismas, así como lo es su escritura que cambia de situaciones geográficas y por ende, la caracterización de sus personajes. Es una narrativa que busca acercarse a cómo hablan realmente las personas, romper con los límites entre la literatura oral, la erudita, la popular y la escrita. Ella, en sus palabras, nos dice lo que es su oficio:
“Escribir es cazar historias. Escribir es contar historias. Yo quiero contar la historia de Colombia a través de las historias que me cuenta la gente. Intento escribir como habla la gente. Pienso que mi tarea de escritora es poder pensar y sentir cómo piensa y siente la gente para contar sus historias, historias que me gusten o me horroricen… Para mí ser escritora es ser muchas gentes, de todas las layas e intentar un imposible fresco de la Colombia actual”[1].
En esa escritura se refleja la crítica a la sociedad producto de los medios masivos de información, las formas estereotipadas de comportamiento impuesto por la sociedad, las modelos, los políticos corruptos, las culturas de abolengo y apellidos que hacen un constructo de imitaciones de culturas extranjeras dominantes, las farsas sociales que imponen reglas y juegos a sus ciudadanos, el declive de un país que se encamina a una catástrofe política y social: la misma condición que condujo a que la escritora se exiliara por un tiempo.
Sus descripciones pueden ser de un traje de paño oscuro en una cafetería bogotana en la madrugada, donde vemos dos prostitutas hablando. A una de ellas se le acerca un hombre que es su cliente, pero también fue su esposo, y los dos pertenecen a la ‘crema y nata’ del país, pero ella decidió dedicarse a lo que le gustaba, y su amiga prostituta, la narradora del cuento Mammy deja el oficio, nos dice:
“Hay que convenir que la profesión para Mammy era más asunto de vocación que de necesidad… A Mammy le encantaba corretear por San Victorino. Lucir el contoneo de sus altísimos tacones, en compañía de las golfas furtivas de la carrera 7ͣ, y visitar los burdeles de la peor estofa y tomar un refrigerio en la Puerta del Sol, un restaurante frecuentado por borrachos y trasnochadores” (178).
Luego podemos encontrar a los personajes de Fanny Buitrago en San Andrés, en el Caribe, en medio de brujerías, de chamanes, del calor, de la playa. Un abanico de posibilidades para recrear situaciones que en ocasiones nos dejan un sabor irónico, un final que nos sorprende, el saber que no todo es como parece, y que a veces esas voces frívolas que escuchamos en su narrativa, también nos llevan a la crítica de la sociedad.
En nuestro caso abordaremos tres personajes femeninos de Fanny Buitrago bajo la mirada del Bildungsroman, en los cuentos Mammy deja el oficio y Salino de los amantes, con el fin de establecer si existe un dualismo entre lo que quieren ellas y lo que la sociedad les impone o si son representaciones de mujeres seguras de sí mismas, y con una fuerte determinación y confluencia entre sus acciones y pensamientos.
Para acercarnos a esta teoría utilicemos las palabras de Leasa Y. Lutes[2] quien afirma que “El eje central del Bildungsroman trata el conflicto nuclear entre el derecho básico del individuo a la auto-determinación por un lado y la exigencia social de complicidad por parte de cada miembro de una comunidad por otro lado” (67). No es sólo que a las protagonistas les exijan que se asimilen al medio, que actúen de acuerdo a la ‘ley establecida’, sino que entran en conflicto consigo mismas al surgir la auto-determinación, lo que ellas realmente quieren hacer, pero que está en desacuerdo con los códigos que la sociedad ha impuesto. Para Leasa Lutes aquí radica el eje central del Bildungsroman, ese conflicto entre el yo y la comunidad. Es el enfrentamiento interno de las protagonistas entre lo que dicta el ‘yo’ y la sociedad, de allí que algunas terminen en la locura, como lo podemos ver en las protagonistas de algunas novelas. Para citar dos ejemplos en Latinoamérica, entre muchos, en Nadie me verá llorar de la escritora mexicana Cristina Rivera Garza, perteneciente a la Generación del crack, la protagonista, Matilde, termina en un manicomio, y en la narrativa colombiana lo observamos en Delirio de Laura Restrepo. Las dos protagonistas de estas novelas tienen manifestaciones de locura, y por lo que se declina de la lectura de las novelas, se debe a los enfrentamientos no resueltos entre su ‘yo’ y la sociedad.
Si no se da esa libertad, si no se forma un propio mundo, la locura y el suicidio son armas de las que se ha valido la mujer para buscar otro mundo alternativo. Es parte del reconocimiento que tienen las protagonistas de que no pueden llegar a influenciar lo suficiente en el medio social que las circunda, después de que ya han sido lo suficientemente autónomas como para criticarlo, juzgarlo; pero la locura y el suicidio es uno de los medios para aceptar su derrota al no poder cambiar la sociedad. Es lo que nos explicita Leasa Y. Lutes en la siguiente cita:
“Al mismo tiempo que el protagonista va reconociendo la inautenticidad social, de modo que puede progresar hacia la meta de la renovación, se está desarrollando como ser autónomo, como individuo que existe en su propio derecho aparte del estado, capaz de juzgar la sociedad, de criticarla. También se está despertando a su incapacidad de ejercer bastante influencia entre las personas como para poder lograr esa meta” (Lutes, 67).
No obstante, el suicidio es la forma fácil, no todas las personajes recurren a quitarse la vida o a la locura al percibir su incapacidad para cambiar la sociedad. Hay las que recurren a la infidelidad como es el caso de la Catalina de Angeles Mastretta en Arráncame la vida. Conocedora de que su marido seguirá siendo infiel y ejercerá su poder sin escrúpulos, desde que está embarazada de su primera hija decide tener amantes, porque mientras estaba embarazada su marido decidió no tocarla ‘por no dañar al niño’, a lo que nos relata:
“Pablo se encargó de quitarme las ansias esos tres últimos meses de embarazo, y yo me encargué de quitarle la virginidad que todavía no dejaba en ningún burdel. Eso fue lo único bueno que tuvo mi embarazo de Verania. Todavía el domingo anterior al parto fuimos a jugar en la paja. De ahí me llevó a casa de mis papás porque empecé a sentir que Verania salía”(50-51).
En todo el transcurso del tiempo de casada, Catalina sigue teniendo amantes por temporadas, el mismo Andrés Ascencio, sabe de sobras las infidelidades de su mujer y ya cuando está enfermo y luego de que ella le ha elaborado un discurso le dice: “-No me equivoqué contigo, eres lista como tú sola, pareces hombre, por eso te perdono que andes de libertina. Contigo sí me chingué. Eres mi mejor vieja, y mi mejor viejo, cabrona” (357).
Así, Catalina es un personaje complejo, era alguien muy diferente cuando comenzó la novela, era una niña de quince años que se casó con Andrés y creía todo lo que él le decía, pero llegó a su propio descubrimiento y a recibir la realidad por medio de ella y no de lo que él le decía. La personaje de Angeles Mastretta viene a cumplir aquello de que nos habla Lutes de que “para tener una forma femenina de Bildungsroman, hay que crear protagonistas mujeres adecuadamente fuertes como para poder mantener el nivel de tensión necesario.” (68). Catalina se le podía enfrentar a Andrés, él la podía percibir como ‘hombre’, cuestionaba el por qué ella tenía que usar el apellido de su esposo con el ‘de’ y por qué él no.
En el cuento de Buitrago, Mammy deja el oficio[3], Mammy no piensa ni por un instante en el suicidio, ni denota alguna forma de locura. No opta por la infidelidad como Catalina de Arráncame la vida, sino algo más allá. La salida que sí encuentra al no ser aceptada por la sociedad que la circunda y su familia, por su ‘gusto cursi’ y sus vestimentas estrafalarias. Posteriormente al enterarse lo que pensaban sus hijas y su marido de ella, y estar desconcertada, que después de tantos años sólo hasta ahora estas discrepancias las notara y se las dijeran, entonces, reflexiona:
“En ese momento me convencí de quién era yo verdaderamente. Una señora gorda, frescachona, pintorreteada, embutida en un sastre de color violento que la hacía parecer más jamona y más cursi de lo que era en realidad. Me detuve a pensar en dónde podría destacarme con una figura así. Sin pensarlo más hice mis maletas, cancelé mi cuenta en el banco y me planté por aquí. Jamás me pudo ir mejor. Cuando una descubre para qué sirve, lo mejor es oír el llamado de su vocación, y no quedarse como polla en un corral de patos” (187)
La única frustración de la que se habla, era cuando su padre, un viejo general, le quito todas las manifestaciones de sus gustos, porque consideraba que no eran apropiados para una muchacha de su clase. Sin embargo, la narración no se expande en este punto, es pasado rápidamente como sino hubiera tenido tanto impacto sobre Mammy. Y de hecho, cuando se entera que entre sus hijas y su esposo pretenden quitarle la libertad para decorar su casa, vestirse y hasta, para hablar, entonces, decide marchar inmediatamente. Sin remordimientos, con tristeza sí, pero con entereza al saber que ha decidido de acuerdo a lo que ella era realmente.
En el cuento Salino de los amantes, Buitrago muestra a una pitonisa que está segura de lo que quiere. Una mujer que le va a consultar y también tiene claro que no está de acuerdo con lo que le dice la sacerdotisa. Y que a pesar de todas las desdichas que le muestra con el hombre que quiere retener, Lorenzo, sigue firme en creer que María Lionza sí la puede ayudar. Quiere estar con él, aun cuando, ella diga: “No me importa que en la calle tenga ínfulas de vivo y seductor y sea el mimado de las turistas… Es el bello del paseo, un premio de excursión, con derecho a sueldo y prestaciones. Me imagino que de cama en cama” (61-62).
A pesar de que la adivina le dice a la consultante que Lorenzo está casado, tiene hijos, es un jugador con vicio en las apuestas, le ha quitado plata, tiene una tercera mujer; ella se empecina todavía más en continuar con Lorenzo. Y ya comienza a enfadarse por todo lo negativo que le cuenta la sacerdotisa, y reniega por haber ido allí, ya que es católica y no debería estar en ese lugar.
Aquí ya comienzan a aparecer los conflictos entre sus creencias religiosas y el consultar una adivina. Sin que realmente este aspecto afecte la historia, sino más bien los malos presagios que le indica la adivina. Pero sigue constante en su determinación de continuar con Lorenzo. Decisión que podría ir en contra de lo que podría desear una mujer que tiene dinero, una posición económica alta en la isla donde viven, y de tradición de altos cargos en el poder y la política, de hecho, ella es la directora de la Oficina de Turismo. No le importa, lo que diga la sociedad, ni siquiera lo menciona. Tampoco le importa que Lorenzo no haya terminado el bachillerato. Lo que da a entendernos, que no atiende a las reglas sociales que marcan ciertos límites en cuanto a las mezclas entre parejas.
La mayor parte del cuento son diálogos entre la visitante y la sacerdotisa, sus nombres nunca los conocemos. Y Fanny Buitrago, sí logra aquello que poner a hablar a las personas de nuestra sociedad, con sus tonos, a escucharlos aun cuando los estemos leyendo. Son diálogos embrujadores, que marcan la obsesión de estas dos mujeres en retener un hombre. Y a su vez, son un reflejo de ese medio social y real que Buitrago nos quiere mostrar por medio de su escritura. Dos mujeres que saben cómo es ese hombre, y sin embargo, la testarudez las hace mantenerse enfrascadas en mantenerlo a su lado. La pitonisa nos asevera: “Nadie va a robarme a mi hombre… Si es necesario lo mantengo, y me lo aguanto o lo mato” (68).
La consultante, en un momento de rabia sí asegura que podrá destruirlo, como él quiera casarse con la tercera mujer, Sonia Casal: “… porque ese tipo no volverá a conseguir trabajo, lo haré sacar del archipiélago. Total no es de cuna isleña, ni descendiente de antiguo pañamán, sino de esa gente llegada a la hora de la nona” (67).
El final del cuento nos sorprende y nos dibuja una sonrisa: La sacerdotisa es la esposa de Lorenzo. A pesar de estas claridades mentales, y de que las dos saben que tienen a un hombre que es infiel y que nunca será únicamente para ellas, quieren permanecer con él a toda costa. Y a la pitonisa ya hace tiempo dejó de incomodarle los otros romances que él tuviera con otras. Son mujeres que saben lo que quieren y no muestran conflicto con la sociedad donde se mueven.
Lo anterior podría mirarse en dos sentidos totalmente contrarios: por un lado, par la teoría del Bildungsroman significaría mujeres que no entran en conflictos entre su yo y la sociedad; y por el otro, que Fanny refleja una parte de la sociedad caribeña, donde algunas mujeres son capaces de pelearse entre sí por un hombre, y éste a su vez, está con varias mujeres al mismo tiempo: “Está loca por él y decidida a conquistarle. ¿Qué se ha creído? Primero le saco el hígado” (65).
La comparación entre el cuento Mammy deja el oficio y Salino de los amantes, genera una construcción del personaje de Mammy en evolución, un conflicto con el ambiente circundante, y sus decisiones propias para llevar la vida que quiere. En Salino de los amantes, la pitonisa no logra una evolución, su decisión de continuar con Lorenzo a toda costa, se reafirma hasta el final de la narración. Para la consultante sí hay un conflicto con lo que dice la sacerdotisa y lo que ella conoce o cree de Lorenzo, y en un inicio si quería seguir con él, después de todo lo que escuchó en ese consultorio, refleja la venganza que podría realizar si él se ha burlado de ella. Y Fanny Buitrago sólo en estos dos cuentos ya ha cumplido una parte de su propósito: “Para mí ser escritora es ser muchas gentes, de todas las layas e intentar un imposible fresco de la Colombia actual”.

BIBLIOGRAFIA
BUITRAGO, Fanny. La otra gente. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1973.
BUITRAGO, Fanny. La vida te despeina: historias de mujeres en busca de la felicidad. Bogotá: Editorial Planeta, 2006.
JARAMILLO, María Mercedes; ROBLEDO, Angela I. y RODRÍGUEZ-ARENAS, Flor María. ¿Y las mujeres? Ensayos sobre literatura colombiana. Medellín: Universidad de Antioquia, 1991.
LUTES, Leasa Y. Aproximaciones teóricas al concepto del "Bildungsroman" femenino. New York: Peter Lang Publishing, 2000.
MASTRETTA, Ángeles. Arráncame la vida. Madrid: Santillana Ediciones, 2001.
RIVERA GARZA, Cristina. Nadie me verá llorar. Barcelona: Tusquets Editores, 2003
[1] Tomado de María Mercedes Jaramillo en ¿Y las mujeres? Ensayos sobre literatura colombiana. Citada por Azriel Bibliowicz y Rodrigo Parra Sandoval en “La literatura no es un hipopótamo”. El Espectador [Magazín Dominical] 17 (10 de julio, 1983):12.
[2] LUTES, Leasa Y. Aproximaciones teóricas al concepto del "Bildungsroman" femenino. New York: Peter Lang Publishing, 2000.
[3] Reunido en el libro La otra gente y publicado por el Instituto Colombiano de Cultura, en 1973 cuando Fanny Buitrago contaba con ….años. Es de anotar, que Buitrago publicó su primera novela, ….. , cuando contaba con sólo 18 años

Opinión

Delfín Sierra Tejada
Meira Delmar


Olga Chams sobresalió desde siempre en la literatura con perfiles nítidos y en esta labor con manos y alma de artista contribuyó a la dignidad del hombre Caribe. Es de tal magnitud su presencia en la literatura universal, que brilló con fulgores intensos deslumbrando por su personalidad, su condición humana y la consagración a esta bella franja de las artes: La Poesía.
Acaso una rara casualidad, pues que me correspondió su presentación en la convocatoria zonal de grupos de literatura de la costa Caribe en Ciénaga, y hoy presento un ligero esbozo sobre la obra de la gran poetisa de América, Meira del Mar.
Meira fue escogido al azar y del Mar porque desde niña sintió una loca atracción por ese inmenso tapiz azul y ondulante.
Nunca ningún nombre fue tan acertado y afín como el de Meira del Mar, pues que ella toda entera, es el mar en sus azules más intensos o mezclado con los más diversos colores para lograr los matices que el nuestro brinda en lontananza y que está todo presente, inspirado, vivo y cantado con gusto refinado en la poesía de Meira.
Meira, del Mar tan de ella y de sus ojos, que escrutaron otros océanos en los viajes propios y de sus ancestros que remontaron aguas y puertos hasta arribar a los nuestros, que no sólo maravillaron sus ojos, sino que invadieron sus almas y se quedaron en sus manos “deleitosa vendimia”, para anclar en esta costa; ruta hecha para el sueño.
Elisa Mujica opinó en su tiempo que: Meira del Mar es la mejor poeta viva de Colombia. Esta voz de mujer colombiana es una bella, una delgada, una diáfana voz.
Quienes así se expresaron de nuestra Meira no se equivocaron y muy por el contrario la ubicaron en el paisaje del Caribe inmenso y marino con fondo de gaviotas y de velas con el sentir inspirado y hondo de su palabra.
Pura, hermosa y alta poesía es Meira del Mar en la historia de la lírica nacional de la cual nuestro premio Nobel de literatura escribió: Esta mujer y su poesía es una oportunidad excelente para que los intelectuales de este país, estemos de acuerdo al menos una vez.
La exquisitez de su verso se asomó en su libro “Sitio del Amor” y se hizo melodía en “Verdad del Sueño” y los críticos de la época la ubicaron entre las voces adultas del sur del continente: las de Gabriela Mistral, Delmira Agustini, Juana de Ibarbourou y otras de la canción nueva y sentida de la América Hispana.
“Secreta Isla” y “Alba de Olvido” profundizaron la búsqueda del tesoro que los Aedas cifran con palabras en sus cantos para advertir que empieza apenas el largo camino de tan rigurosa disciplina.
Y fue Barranquilla, a veces tan indiferente, su mirador de Mar y de Río, de paisaje actuante entre su gente, la que inspiró a Meira del Mar, ciudad de razas trashumante, de Elegías y vida en los colores de su carnaval y el sentir de su folclor.
Meira cantó y emocionó al alma nacional y de otros pueblos en los más hermosos tonos de la escala poética y aderezó sus exquisitas formulas con el más profundo sentimiento de mujer libre, viajera y sembradora de horizontes sin termino.
Y es Meira, así no les guste a algunos la afirmación, la más grande poeta de esta patria, la que en su nombre, el de Meira, invadió otros territorios por la alta calidad y factura de sus versos de fluidez lírica. He aquí su confirmación y mi afirmación
A nadie doy mi soledad. Conmigo
vuelve a la orilla del pavor, ignota.
mido en silencio la final derrota.
tiemblo del día. Pero no lo digo.

Opinión

Francisco Atencia
Candelario Obeso: Una luz en el Caribe

Estimados participantes, lo que vamos charlar esta tarde, que espero les resulte ameno y cordial, puede sernos de gran utilidad a todos nosotros. Nos puede servir para afirmarnos culturalmente, para entender lo que es y debe ser la afirmación y des afirmación cultural de los pueblos y sus consecuencias dentro de un conglomerado social. Pero, a la vez, puede no servirnos para nada en absoluto. Todo ello depende del grado de amor que nosotros logremos dispensarle y estemos dispuestos a hacerlo con la mayor agradabilidad.
El amor, es lo más fundamental si queremos que nuestras vidas sean provechosas y nos reporte algún beneficio en nuestro acervo cultural; En nuestro acervo político; en nuestro acervo religioso y racial y, que nos sea útil para la convivencia pacífica entre los pueblo, para lo familiar y para el desarrollo material y humano.
Quiero aclarar ante ustedes, que cuando hablo del amor, no me estoy refiriendo al amor libidinoso y pasional o lujurioso, ni al amor en otras dimensiones, no pertinentes en este espacio. Me refiero al amor propio. Al amor por lo que somos para no pretender ser lo que no somos. Al amor por nuestras etnias. Al amor por nuestra nacionalidad.
Todo lo anterior nos llevará al afianzamiento cultural, a la autovaloración, a valorar lo que somos y lo que hacemos dentro de nuestro contexto y en cualquier otro espacio donde nos toque actuar, a pesar de las diferencias que nos son connaturales.
Por lo que se expone arriba, yo miro con amor de patria y celebro muy complacido, el hecho de que este año haya sido declarado como el año Obeso- Arteliano como homenaje a dos grandes hombres del quehacer literario y cultural, en nuestra patria, el Caribe y el mundo. Todos nosotros estamos en la obligación de ser felices con este acontecimiento y valorar, en su verdadera dimensión y defenderlo para que se desarrolle como debe ser. Para que las obras de estos dos hombres de letra, sean tratadas como monumentales y exitosas en el ámbito mundial.
Pero es obvio que, en esta ocasión, sólo nos referiremos a Candelario Obeso y su obra. Aunque no logremos profundizar mucho en ella, por razones de tiempo.

Quién fue Candelario Obeso y donde nació
“Candelario Obeso nace en Santa Cruz de Mompox, en enero del año de 1849. Hijo de Eugenio Obeso y de doña María de la Cruz Hernández. El padre de Candelario era abogado y la madre, como descendiente de africanos esclavizados de la región, se desempeñaba como lavandera. El joven prospecto hace sus primeros estudios en el colegio Pinillo de su ciudad natal y, posteriormente, termina el bachillerato en un colegio de la capital de La República, que fuera fundado por don Tomás Sipriano de Mosquera. Es ahí, en Santa Fe, donde muere en diciembre del año 1884, a sus treinta y cinco años de edad.
Con el nacimiento de Candelario ocurre algo que, de seguro, lo perjudicó en su vida posterior. El hecho ocurre en la época en que Mompox y Cartagena se disputaban la supremacía de la ranciedad aristocrática en la costa Caribe colombiana.
El hecho de que Candelario fuera una persona negra descendiente de africanos esclavizados, lo llevó a ser discriminado, no obstante, que el padre ejercía como abogado y era dueño de algunos terrenos en Mompox. Esa condición étnica lo llevó a sufrir grandes tropiezas en su vida. Sobre todo, en su vida sentimental. Parece ser que Candelario hubiese tenido la intención de hacer justicia a través del amor, porque siempre se enamoraba de mujeres que, a él, por su condición de negro, no le estaba permitido ambicionar.
En el campo de la literatura, Candelario, tampoco dejó de ser perseguido por su condición de negro. Muchas antologías de la poesía colombiana de la segunda mitad del S-XIX, no lo tuvieron en cuanta y lo ignoraron en forma intencional.
Pero, a pesar de lo anterior, podríamos decir que Candelario tuvo, durante su existencia, otra mala estrella: la de haber nacido en una época muy difícil para los descendientes de africanos, nacidos en territorio americano, y, en especial, en Colombia. Su nacimiento se da cuando todavía la famosa Ley que otorga la “libertad a los esclavos” se encontraba en cierne en el Congreso de la República. El poeta nace en enero de 1849 y la Ley entró en vigencia en el año 1852. Y, mientras la sociedad de entonces se acostumbra a la idea de una nueva reclasificación poblacional y a la respetabilidad de los derechos de la persona sin tener en cuenta el color, pasan más de quince años.
Todo eso le fue adverso al poeta que ninguna culpa tuvo de haber nacido bajo una piel negra.
Pero, a pesar de todos esos padecimientos, la obra de Candelario se ha mantenido en el tiempo y en el espacio, como se mantienen las cosas grandes e impregnadas de arte, en medio de la mezquindad humana. El, muy a pesar de todo, ha sido reconocido como uno de nuestros baluartes en el quehacer literario y cultural.
Como complemento de todo lo dicho, el vate costeño viaja, a sus diez y siete años, hacia otra sociedad acartonada, permeada por la ranciedad aristocrática de entonces: Santa Fe de Bogotá.
Pero el escritor fue siempre, poseedor de una personalidad recia y una capacidad innata para sortear los escollos, que le permitieron pasar por encima de todos eso inconvenientes, sin bajar la frente. Ejerció como traductor en el canal de Panamá, fue Cónsul de Colombia en una provincia francesa y se desempeño como maestros, filósofo, comediante y, como buen patriota, se enroló en las filas del ejército donde adquirió el grado de Sargento Mayor, por su participación en la batalla de Garrapatas en 1.876, durante la llamada guerra civil de esa época.

Candelario Obeso, el poeta negro
Alguien aseguró en cierta ocasión que: “El diamante, por mucho que lo cubra el lodo, no deja de ser diamante”.
Esta máxima del quehacer filosófico, parece venirle como anillo al dedo a Candelario y a su obra, más que todo, en la parte poética. El nunca necesitó denigrar de su raza para ser grande. Siempre se sintió orgulloso de su negritud y de su talento. Cosa que deberían practicar quienes se presentan como los abanderados de las negritudes. Quienes, al primer asomo de intereses soterrados, no vacilan en traicionar los principios y postulados que dicen defender.
Este poeta nuestro, nacido en la tierra del bocachico y de las mujeres de piel bronceadas, cuna de hombres recios y decididos, se desempeñó siempre como un defensor de su raza y de otras razas y fue un digno representante de ellas, sin flaquear ante la adversidad. Hizo visible a esa etnia que lo cobijaba, con la certeza de su pluma y la magnitud de su talento, a pesar del trato discriminatorio que recibió, en muchas ocasiones, por pertenecer a ella. Trató de reivindicar a su gente sin la intención de crear guetos como trincheras de defensa. Él, solo quería poner en práctica, quizás sin proponérselo, el pensamiento de Tomás de Aquino sobre el ser persona, hablando desde una concepción antropológica: “ El carácter natural del ser persona del hombre no lo modifica ninguna condición de pobreza física, intelectual, cultural, ni ninguna limitación moral o síquica. Cada persona, por si misma, tiene mayor valor que cualquier otra realidad “. Esto pareció entenderlo muy bien Candelario y por eso, gritaba desde lo más profundo de su ser: “Aquí estamos nosotros que también somos personas: Queremos que nos valoren como lo que somos.

Candelario y la poesía negra en Colombia
A Obeso se le conoce como el iniciador de la poesía negra en Colombia. Pero yo pienso que quienes así le llaman, lo hacen en forma peyorativa y discriminatoria, porque, a mi juicio, la poesía “negra” no existe. Como tampoco existe la poesía blanca ni la india ni la mestiza. Para mí, la poesía es eso, la poesía. Es algo que no se puede encasillar.
José Latorre y Ricardo Bajo, dos escritores bolivianos, hablan así de la literatura negra y, por ende, dela poesía. El primero manifiesta lo siguiente: “En Latinoamérica abundan obras donde los peores criminales son protagonistas: jefes de ejércitos, de policía, jueces, senadores etc …
” El segundo se expresa de la siguiente manera: “En la oscuridad de la noche algo se mueve además de Santa Claus. Son los seres amorales que forman la materia prima del género negro”… Y más adelante continúa, y afirma lo siguiente: “El escritor de novela negra es un nihilista o un vengador social empedernido”. Será que después de estas consideraciones y otras que no se mencionan, se le podrá seguir diciendo a Candelario ¿Cultivador de la poesía negra? ¿Porqué no se habla más bien, del poeta humanista que exalta los sentimientos de una raza y, con ella, los de todos los desposeídos y discriminados de la sociedad?
¿Porqué no se le valora? Mejor, por su temple, por la musicalidad y por el romanticismo de sus poemas?
A este cultor de la palabra y el arte se le puede conocer también como comediante, como traductor, como maestro, como filósofo, como cantor de su raza y como cantor de la humanidad, en fin, hay muchas maneras de cómo se le podría llamar a este hombre culto e inteligente. Quien, a pesar de no ser egresado de la universidad, incursionó en muchos frentes del pensamiento y del quehacer humano.
El poeta momposino, a pesar de su carácter recio, siempre que lo atacaban, se defendía con la fluidez de su pluma, como le ocurrió con un candidato bogotano y con una familia pudiente en Santa Marta que, por uno de esos amores prohibidos del poeta, lo hicieron ir a la cárcel por espacio de treinta días.
En la cárcel, se dedicó a escribir para vengarse de sus atacantes, quienes lo habían hecho encarcelar. Si todos nos defendiéramos con la pluma y el talento, la cosa no fuera quizás, tan dura, como se nos presenta en la actualidad. De seguro no habría tanta violencia en el entorno.

Poetas con temática negra en las Antillas
Hay muchos escritores que han tomado como referente de sus trabajos al hombre negro del Caribe y, en especial, al hombre antillano.
A mi juicio, no es lo mismo hablar de Luís Pales Mato, con sus versos onomatopéyicos y jitanjaforicos, que desde luego, tienen mucha importancia en el quehacer literario y poético, que hablar de Candelario Obeso con sus poemas cargados de humanismo satirizante como son: todos los poemas contenidos en “Cantos Populares De Mi Tierra”: Los Palomos y La Canción Del Boga, entre otros. Este poeta trata los temas con verdadero sentir humanista, con sentido de pertenencia y gran sentimiento patriótico. También hace una crítica a la sociedad oprobiosa. La indiferencia de las personas, poniendo como ejemplo el diario transcurrir de unas aves quienes nos dan muestras de solidaridad y como lo manifiesta el poeta: “A la gente a ser gente nos enseñan”.

Siendo pobre alinale lo palomo
A lagente a se gente not ensña;
E su conducta de mejo cactilla,
Hay en sus moros efectiva cencia!

Nacen los ros sobre la misma paja;
Y ayí se ejtan en repué que vuelan;
Maj asmn chiquitos, entre er nio,
Se ran caló, entre juntos, y se besan . …

Si auscultamos en el trasfondo de estos versos de Candelario y en los que componen la Canción del Boga Ausente, entre muchos otros, nos encontraremos con esa dulzura de la palabra y ese humanismo filosófico que enaltecen a la raza humana y un canto límpido a la naturaleza. Este hecho proyecta al autor a un plano universal.

Otras virtudes de Candelario Obeso
Según los anales de la historia literaria de nuestro país, Candelario fue el primer hombre negro que publicó un titulo literario en Colombia y, posiblemente, en la América Latina. También es el primero en dedicar su canto a una raza pujante fuerte y decidida que hizo un gran aporte al constructo de nación que tenemos hoy día. Esa gente que había sido ignorada durante mucho tiempo. Él narra en sus romanceros las vicisitudes, los sufrimientos y las alegrías de una etnia descendiente de africanos, como él. Lo hace así porque es algo que lleva por dentro: en su mente, en el vórtice de su sangre y en el alma.
Entre más pasan los días, más se revela el poeta con una impronta propia que lo diferencia de otros poetas antillanos. Estos miran el fenómeno desde lo pintoresco del hombre negro y desde la raza como tal dentro de una sociedad adversa y nada más. Por esa razón lo animalizan.
En cambio Candelario evoca sus propios sentimientos que le brotan desde lo profundo de su ser. Maneja formas dialectales y usa una sintaxis y una semántica urticante para muchos, dando origen a una verdadera literatura nacional con proyección a lo universal.
Si podemos asegurar que Witman es el pionero de la literatura norteamericana con su obra HOJAS AL VIENTO, porqué no podemos asegurar que Candelario en el pionero de la literatura colombiana, con sus Cantos Populares Y su Familia Pigmalión?
Esa literatura nacional con rasgos desconocidos, causó incomodidad, como todo lo nuevo, en aquellos que, hasta ese momento de nuestra historia literaria y poética, estaban acostumbrados al verso refinado de corte europeo que se tenía como lo único valedero, en materia literaria en el país nuestro y en otros países vecinos de habla hispana.
Como hemos dejado en claro, el poeta no utiliza los modos hablativos de sus congéneres para burlarse de ellos ni para animalizarlos. Este le canta al mundo desde el sentir de una raza para engrandecerla y para decirle a la sociedad y al mundo que, acá existe una una clase de hombres y mujeres distintas; que se expresan de un modo distinto pero que es tan digna, como aquella que se cree superior por tener un color de piel distinto, por tener un cabello suelto y un hablado de forma diferente.
Tomás de Aquino asegura que la superioridad no está aquí y que nada cambia la dignidad del hombre como tal.
Este poeta costeño tiene la virtud de ser el iniciador de una literatura y una expresión poética nacional, sin dejar de ser universal. Muy por encima de otros escritores como Gregorio Gutiérrez González y Epifanio Mejía, a quienes se les ha dado ese titulo.
La poesía de Candelario, que no es negra. Es una poesía lírica y romántica que exalta y valora lo humano sin mezquindades. Muestra que dentro del país que se originó en ese entonces, existe otro país que se abre paso en medio de la adversidad y de la estigmatización, con el objeto de hacerse visible y de reclamar un derecho que le corresponde y que le ha sido negado. También trata de demostrar que ese país emergente no es sólo negro, puesto que ,posee otros matices étnicos y culturales.
El vate momposino logra demostrar que ni en la academia; ni en lo artístico; ni en lo cultural; ni en lo idiomático, ese país marginado es inferior al otro.
Hoy, después de ciento sesenta años: Lo ambiguo, lo profundo y profano; lo musical y lo certero del trabajo de Candelario, le ha permitido cobrar vigencia en un mundo mezquino y miope. Podríamos asegurar entonces que el arte no fenece, que perdura a través del tiempo, aún, en contra de aquellos a quienes los socialistas han denominado “Ingenuos sectarios del ocultismo”.
Canción der boga ausente
(fragmento)
¡Que trijte que ejta la noche!
¡La noche qué trjte ejtà!
No hay en er cielo una ejtreya…
¡Remá, remá!

¡Qué ejcura que ejtá la noche!
¡La noche que ejcura ejtá!
Asina ejcura ej la ausencia…
¡Bogá bogá!

Sincelejo, abril de 2009.

Bibliografía:
Biblioteca Luís Ángel Arango: Archivos.
Obeso Candelario: Cantos Populares De Mi Tierra
Obeso Candelario: La Familia Pigmalión.
Prescott Laurence: Tesis doctoral sobre la obra de Candelario Obeso (Casa de Poesía Silva)