domingo, 28 de junio de 2009

Opinión

Carlos Polo
Fanny Buitrago: Un barco en las turbulentas aguas de Isla Nada

Fanny Buitrago nace en medio de un hostigante verano implacable, en una ciudad portuaria cortejada por el mar y seducida por el rio. En un puerto que tuvo sus épocas de oro, de sueños caribeños que fueron encallando poco a poco, uno por uno, en el verano inmemorial de los dioses.

BARRANQUILLA, 1945
Sus “dupys” personales la acompañaron por el tránsito incógnito de la nada, hasta la orilla de su natal Barranquilla. Automáticamente su sino estaría estrechamente vinculado con el agua, su elemento tutelar, maravilla purificadora por excelencia. Para Fanny nacer en el Caribe Colombiano le forjaría de antemano las fuertes inclinaciones hacia el océano, hacía su bahía derrochadora de sonoridad, carnaval, festejo y salitre. La Barranquilla de su época era rica en tradiciones, celosa de sus costumbres, dicharachera y melodramática. La niña que era se encontró desde muy temprana edad con los libros y gracias a su abuelo, Tomás González, y a su padre, Luis Buitrago, cultivó el amor por las historias y la palabra en general. Desde entonces presentó ciertos problemas en la vista y debió ser intervenida quirúrgicamente en varias ocasiones, hecho que la mantuvo alejada de los juegos normales de su edad. Esta condición le sirvió como catapulta para que, a sus escasos cuatro años, volcara su interés hacia los libros, pasión que entre abuelo y padre acolitaron y promovieron con tino y simpatía. Se aficionó a la lectura de tal manera que se le convirtió en un hábito que rozaba peligrosamente con el vicio, devorando todos los libros de aventuras, de historietas y de folletines que cayeron en sus manos, incluidos los clásicos, que sus tutores le facilitaban sin ninguna prevención, ya que lo veían como algo natural dentro de su formación, alimentando su creciente amor por las letras como debe ser, sin perjuicios.
DE COSTA A COSTA
La familia Buitrago se trasladó a la costa del Pacífico y es en la ciudad de Cali donde Fanny complementa su educación y crianza. En la denominada sucursal del cielo una adolecente inquieta, ávida de búsquedas, se enfrenta a los cambios vertiginosos que viene sufriendo la sociedad tanto en los movimientos estudiantiles como en la revolución musical. En esta ciudad entraba con pie derecho el Son Montuno, la música Jíbara que llegaron tomadas de la mano con el ambiente Ye–Ye y Go–Go, la nueva ola que traía la tromba juvenil del rock and roll. Ya a los aires cubanos pasados por el filtro de el Bronx se la conocía como el fenómeno de la Salsa y los jóvenes de esta generación fueron totalmente permeados por esta onda. Feminismo, sicodelia, derechos civiles, humanos y raciales, rebeldía, sicotrópicos, actividad bohemia que apareció de repente, como de la “nada”.

AÑOS SESENTA: NADAÍSMO
Fanny Buitrago, una chica ilustrada, repleta de preguntas, y con una formación intelectual sólida, entra a la formación titular del movimiento Nadaísta, caracterizado por sus posturas anticlericales, sus escándalos y su desparpajo. El nadaísmo se convierte en una especie de puñetazo en la cara a una sociedad pacata y teocrática urgida de una sacudida vital. Los jóvenes rebeldes se convierten en poco tiempo en uno de los movimientos radicalmente contraculturales que veía nacer nuestra América del Sur, aún provincial. Fanny acoge la nueva doctrina con la fe ciega y el impulso insolente que le regalan los bríos juveniles. En ese entonces era una inocente chica con ganas de hacerse escuchar, de probarse y de desafiar la vida misma. Se siguieron los manifiestos, los feroces ataques a la crema innata e intocable del parnaso nacional, los eventos públicos que incluían quema de libros, pisoteo de hostias, desenfado y retos. De igual manera las fiestas, los conciertos, el rechazo, la aceptación, la marginalidad, una revolución que duraría poco, pero que encajaría para siempre en el inconsciente colectivo e histórico de nuestra sociedad. Gonzalo Arango, su líder, con sus aciertos y sus desaciertos era elevado a la categoría de profeta y guía, conduciendo un rebaño de niños rabiosos dispuestos a todo con tal de no dejar títere con cabeza en la búsqueda de nuevos caminos y formas de expresión más vitales, más viscerales. El movimiento abarcó gran parte de las capitales y ciudades importantes del país y la Cali del Santa Librada College, de Jota Mario Arbeláez, no fue indiferente a los tentáculos del invento, como fue bautizado el movimiento por el mismo Gonzalo. Se vinieron con fuerza las publicaciones, la poesía, las revistas, con el sello inconfundible del movimiento, entre ellos “Nadaísmo 70”, “De la Nada al Nadaísmo”, donde la joven Fanny publica sus textos y colaboraciones, sin embargo su espíritu independiente le reclama a gritos y decide buscar su propio camino.
CAMINANTE NO HAY CAMINO, SE HACE CAMINO AL ANDAR
Fanny Buitrago abandona el movimiento, atrás quedaron el sabor existencialista sartreano y el aullido Beatnik, las grandes amistades: Elmo Valencia, Amílcar Osorio, Jaime Jaramillo, Darío Lemus, Mario Rivero, Eduardo Escobar, para mencionar algunos de los más avezados militantes y compañeros que se había tomado un país y de paso también su corazón. Había llegado la hora de seguir a sus espíritus tutelares y continuar. Pronto ve la luz “El Hostigante Verano de los dioses”, novela considera precoz, de un alcance y madurez excesivo ya que Fanny contaba en ese entonces escasos dieciocho años, y el recibimiento de la crítica no pudo ser mejor, convirtiendo a la joven rebelde en una de las mayores promesas literarias del país. Después publicó “Cola de zorro”, fue finalista entre el exigente rasero del concurso auspiciado por Seix Barral. Muchos le atribuyen una innegable influencia nadaísta a los textos, gracias a sus personajes femeninos nada convencionales, a las sátiras directas a una sociedad que deshumaniza y aliena. Un universo ambientado en la vida de ciertos jóvenes trasgresores que emulan un poco o quizás mucho a sus amigos. Los textos vienen salpicados de revueltas sociales, sindicalismo, alusión a las posturas ideológicas de izquierda y derecha, violencia social, individuos enfrentados a regímenes totalitarios que desdeñan de las convenciones morales. Fanny Buitrago experimenta en cuanto estructura y molde, juega, corta y pega, forjando una interesante propuesta de corte intertextual. Utiliza herramientas narrativas alternas como: diarios, epístolas, noticias fragmentadas o el chisme de barriada. Realidades por momentos sórdidas que retratan con simpleza lo cotidiano. En una seguidilla de aciertos gana el Premio Nacional de Teatro con la obra “El hombre de paja”, sucede igual con “La garza sucia”, ballet basado en uno de sus relatos, con el cual obtiene el premio Temporada de Verano en Buenos Aires.

HISTORIAS DE LA ISLA
Fanny Buitrago siente el llamado de la mar y abandona el continente para establecerse durante una larga temporada en el archipiélago de San Andrés y Providencia, donde su esencia Caribe y el sabor del océano traen con el vaivén de las olas obras importantes que son un retrato de esas islas y su sonoridad, de sus leyendas, mitos y tradiciones. Historias con identidad oceánica, con olor a marisco, sexo, run run de chisme, sumergiéndose en lo provincial, en lo autóctono, en el sino complejo del paña, rozando en los límites del humor, los dilemas amorosos, una vez más las diferencias en la clases sociales, la jerga nativa, el desparpajo Caribe y su singular oralidad, lo típico de la gastronomía y la alegría de los dichos populares “Los Pañamanes” novela “Bahía Sonora” relatos. Textos que se adentran entre lo real y lo mágico recreando un universo que no se le puede atribuir en exclusiva a nuestro nobel de literatura Gabriel García Márquez ya que este se encuentra en el mismísimo código genético de nuestro pueblo Caribe y su exótico imaginario.
LEGADO, VIDA Y OBRA.
Fanny Buitrago se ha convertido con el transcurrir de los años en una de las voces más prolijas de nuestra literatura: Cuentista, novelista, dramaturga y ensayista. Con un gran número de títulos en su haber literario. Novelas como “Señora de la miel” “Bello animal” no han pasado inadvertidas por la crítica nacional e internacional. Los libros de relatos “Las distancias doradas” “La otra gente” “Líbranos de todo mal” “Los fusilados de ayer” “Camino de los búhos” y “Los encantamientos” le han regalado la envestidura de haberse convertido una de las plumas más relevantes que vio nacer nuestra región Caribe. Muchos de sus textos se encuentran traducidos a diferentes idiomas como el Inglés, Francés, Alemán, Griego, Holandés, Italiano y Árabe. Por algún tiempo se desempeñó como docente residente en la universidad del estado de Iowa. Otra de sus facetas descubierta en la actualidad es la de cultivar la bella y difícil tarea de crear relatos y novelas infantiles, con algunos títulos publicados con éxito: “La casa del abuelo” “La casa del arcoíris” “Cartas del palomar” “La casa del verde doncel”.
Sirena, hija del mar, de nuestra Barranquilla coronada y madurada al sol. Añora que la muerte no la encuentre sin que antes pueda haber terminado de contar todas esas historias que pueblan su cabeza. Incorregible amante de los melodramas, deriva de allí su singular pasión por los folletines de la finada Corín Tellado. Para ella la literatura de género es un invento, la literatura no es masculina ni femenina, es simplemente mala o buena. Cuando piensa en su muerte siempre la asalta un deseo, que sus cenizas sean esparcidas en el mar, el mayor y más poderoso de sus elementales. Fanny Buitrago en la actualidad teje sus días a golpe de historias fantásticas, sintiendo el vaivén de su gran barca en los mares tranquilos de su cotidiana y personal Isla Nada.

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