domingo, 28 de junio de 2009

Opinión

Francisco Atencia
Candelario Obeso: Una luz en el Caribe

Estimados participantes, lo que vamos charlar esta tarde, que espero les resulte ameno y cordial, puede sernos de gran utilidad a todos nosotros. Nos puede servir para afirmarnos culturalmente, para entender lo que es y debe ser la afirmación y des afirmación cultural de los pueblos y sus consecuencias dentro de un conglomerado social. Pero, a la vez, puede no servirnos para nada en absoluto. Todo ello depende del grado de amor que nosotros logremos dispensarle y estemos dispuestos a hacerlo con la mayor agradabilidad.
El amor, es lo más fundamental si queremos que nuestras vidas sean provechosas y nos reporte algún beneficio en nuestro acervo cultural; En nuestro acervo político; en nuestro acervo religioso y racial y, que nos sea útil para la convivencia pacífica entre los pueblo, para lo familiar y para el desarrollo material y humano.
Quiero aclarar ante ustedes, que cuando hablo del amor, no me estoy refiriendo al amor libidinoso y pasional o lujurioso, ni al amor en otras dimensiones, no pertinentes en este espacio. Me refiero al amor propio. Al amor por lo que somos para no pretender ser lo que no somos. Al amor por nuestras etnias. Al amor por nuestra nacionalidad.
Todo lo anterior nos llevará al afianzamiento cultural, a la autovaloración, a valorar lo que somos y lo que hacemos dentro de nuestro contexto y en cualquier otro espacio donde nos toque actuar, a pesar de las diferencias que nos son connaturales.
Por lo que se expone arriba, yo miro con amor de patria y celebro muy complacido, el hecho de que este año haya sido declarado como el año Obeso- Arteliano como homenaje a dos grandes hombres del quehacer literario y cultural, en nuestra patria, el Caribe y el mundo. Todos nosotros estamos en la obligación de ser felices con este acontecimiento y valorar, en su verdadera dimensión y defenderlo para que se desarrolle como debe ser. Para que las obras de estos dos hombres de letra, sean tratadas como monumentales y exitosas en el ámbito mundial.
Pero es obvio que, en esta ocasión, sólo nos referiremos a Candelario Obeso y su obra. Aunque no logremos profundizar mucho en ella, por razones de tiempo.

Quién fue Candelario Obeso y donde nació
“Candelario Obeso nace en Santa Cruz de Mompox, en enero del año de 1849. Hijo de Eugenio Obeso y de doña María de la Cruz Hernández. El padre de Candelario era abogado y la madre, como descendiente de africanos esclavizados de la región, se desempeñaba como lavandera. El joven prospecto hace sus primeros estudios en el colegio Pinillo de su ciudad natal y, posteriormente, termina el bachillerato en un colegio de la capital de La República, que fuera fundado por don Tomás Sipriano de Mosquera. Es ahí, en Santa Fe, donde muere en diciembre del año 1884, a sus treinta y cinco años de edad.
Con el nacimiento de Candelario ocurre algo que, de seguro, lo perjudicó en su vida posterior. El hecho ocurre en la época en que Mompox y Cartagena se disputaban la supremacía de la ranciedad aristocrática en la costa Caribe colombiana.
El hecho de que Candelario fuera una persona negra descendiente de africanos esclavizados, lo llevó a ser discriminado, no obstante, que el padre ejercía como abogado y era dueño de algunos terrenos en Mompox. Esa condición étnica lo llevó a sufrir grandes tropiezas en su vida. Sobre todo, en su vida sentimental. Parece ser que Candelario hubiese tenido la intención de hacer justicia a través del amor, porque siempre se enamoraba de mujeres que, a él, por su condición de negro, no le estaba permitido ambicionar.
En el campo de la literatura, Candelario, tampoco dejó de ser perseguido por su condición de negro. Muchas antologías de la poesía colombiana de la segunda mitad del S-XIX, no lo tuvieron en cuanta y lo ignoraron en forma intencional.
Pero, a pesar de lo anterior, podríamos decir que Candelario tuvo, durante su existencia, otra mala estrella: la de haber nacido en una época muy difícil para los descendientes de africanos, nacidos en territorio americano, y, en especial, en Colombia. Su nacimiento se da cuando todavía la famosa Ley que otorga la “libertad a los esclavos” se encontraba en cierne en el Congreso de la República. El poeta nace en enero de 1849 y la Ley entró en vigencia en el año 1852. Y, mientras la sociedad de entonces se acostumbra a la idea de una nueva reclasificación poblacional y a la respetabilidad de los derechos de la persona sin tener en cuenta el color, pasan más de quince años.
Todo eso le fue adverso al poeta que ninguna culpa tuvo de haber nacido bajo una piel negra.
Pero, a pesar de todos esos padecimientos, la obra de Candelario se ha mantenido en el tiempo y en el espacio, como se mantienen las cosas grandes e impregnadas de arte, en medio de la mezquindad humana. El, muy a pesar de todo, ha sido reconocido como uno de nuestros baluartes en el quehacer literario y cultural.
Como complemento de todo lo dicho, el vate costeño viaja, a sus diez y siete años, hacia otra sociedad acartonada, permeada por la ranciedad aristocrática de entonces: Santa Fe de Bogotá.
Pero el escritor fue siempre, poseedor de una personalidad recia y una capacidad innata para sortear los escollos, que le permitieron pasar por encima de todos eso inconvenientes, sin bajar la frente. Ejerció como traductor en el canal de Panamá, fue Cónsul de Colombia en una provincia francesa y se desempeño como maestros, filósofo, comediante y, como buen patriota, se enroló en las filas del ejército donde adquirió el grado de Sargento Mayor, por su participación en la batalla de Garrapatas en 1.876, durante la llamada guerra civil de esa época.

Candelario Obeso, el poeta negro
Alguien aseguró en cierta ocasión que: “El diamante, por mucho que lo cubra el lodo, no deja de ser diamante”.
Esta máxima del quehacer filosófico, parece venirle como anillo al dedo a Candelario y a su obra, más que todo, en la parte poética. El nunca necesitó denigrar de su raza para ser grande. Siempre se sintió orgulloso de su negritud y de su talento. Cosa que deberían practicar quienes se presentan como los abanderados de las negritudes. Quienes, al primer asomo de intereses soterrados, no vacilan en traicionar los principios y postulados que dicen defender.
Este poeta nuestro, nacido en la tierra del bocachico y de las mujeres de piel bronceadas, cuna de hombres recios y decididos, se desempeñó siempre como un defensor de su raza y de otras razas y fue un digno representante de ellas, sin flaquear ante la adversidad. Hizo visible a esa etnia que lo cobijaba, con la certeza de su pluma y la magnitud de su talento, a pesar del trato discriminatorio que recibió, en muchas ocasiones, por pertenecer a ella. Trató de reivindicar a su gente sin la intención de crear guetos como trincheras de defensa. Él, solo quería poner en práctica, quizás sin proponérselo, el pensamiento de Tomás de Aquino sobre el ser persona, hablando desde una concepción antropológica: “ El carácter natural del ser persona del hombre no lo modifica ninguna condición de pobreza física, intelectual, cultural, ni ninguna limitación moral o síquica. Cada persona, por si misma, tiene mayor valor que cualquier otra realidad “. Esto pareció entenderlo muy bien Candelario y por eso, gritaba desde lo más profundo de su ser: “Aquí estamos nosotros que también somos personas: Queremos que nos valoren como lo que somos.

Candelario y la poesía negra en Colombia
A Obeso se le conoce como el iniciador de la poesía negra en Colombia. Pero yo pienso que quienes así le llaman, lo hacen en forma peyorativa y discriminatoria, porque, a mi juicio, la poesía “negra” no existe. Como tampoco existe la poesía blanca ni la india ni la mestiza. Para mí, la poesía es eso, la poesía. Es algo que no se puede encasillar.
José Latorre y Ricardo Bajo, dos escritores bolivianos, hablan así de la literatura negra y, por ende, dela poesía. El primero manifiesta lo siguiente: “En Latinoamérica abundan obras donde los peores criminales son protagonistas: jefes de ejércitos, de policía, jueces, senadores etc …
” El segundo se expresa de la siguiente manera: “En la oscuridad de la noche algo se mueve además de Santa Claus. Son los seres amorales que forman la materia prima del género negro”… Y más adelante continúa, y afirma lo siguiente: “El escritor de novela negra es un nihilista o un vengador social empedernido”. Será que después de estas consideraciones y otras que no se mencionan, se le podrá seguir diciendo a Candelario ¿Cultivador de la poesía negra? ¿Porqué no se habla más bien, del poeta humanista que exalta los sentimientos de una raza y, con ella, los de todos los desposeídos y discriminados de la sociedad?
¿Porqué no se le valora? Mejor, por su temple, por la musicalidad y por el romanticismo de sus poemas?
A este cultor de la palabra y el arte se le puede conocer también como comediante, como traductor, como maestro, como filósofo, como cantor de su raza y como cantor de la humanidad, en fin, hay muchas maneras de cómo se le podría llamar a este hombre culto e inteligente. Quien, a pesar de no ser egresado de la universidad, incursionó en muchos frentes del pensamiento y del quehacer humano.
El poeta momposino, a pesar de su carácter recio, siempre que lo atacaban, se defendía con la fluidez de su pluma, como le ocurrió con un candidato bogotano y con una familia pudiente en Santa Marta que, por uno de esos amores prohibidos del poeta, lo hicieron ir a la cárcel por espacio de treinta días.
En la cárcel, se dedicó a escribir para vengarse de sus atacantes, quienes lo habían hecho encarcelar. Si todos nos defendiéramos con la pluma y el talento, la cosa no fuera quizás, tan dura, como se nos presenta en la actualidad. De seguro no habría tanta violencia en el entorno.

Poetas con temática negra en las Antillas
Hay muchos escritores que han tomado como referente de sus trabajos al hombre negro del Caribe y, en especial, al hombre antillano.
A mi juicio, no es lo mismo hablar de Luís Pales Mato, con sus versos onomatopéyicos y jitanjaforicos, que desde luego, tienen mucha importancia en el quehacer literario y poético, que hablar de Candelario Obeso con sus poemas cargados de humanismo satirizante como son: todos los poemas contenidos en “Cantos Populares De Mi Tierra”: Los Palomos y La Canción Del Boga, entre otros. Este poeta trata los temas con verdadero sentir humanista, con sentido de pertenencia y gran sentimiento patriótico. También hace una crítica a la sociedad oprobiosa. La indiferencia de las personas, poniendo como ejemplo el diario transcurrir de unas aves quienes nos dan muestras de solidaridad y como lo manifiesta el poeta: “A la gente a ser gente nos enseñan”.

Siendo pobre alinale lo palomo
A lagente a se gente not ensña;
E su conducta de mejo cactilla,
Hay en sus moros efectiva cencia!

Nacen los ros sobre la misma paja;
Y ayí se ejtan en repué que vuelan;
Maj asmn chiquitos, entre er nio,
Se ran caló, entre juntos, y se besan . …

Si auscultamos en el trasfondo de estos versos de Candelario y en los que componen la Canción del Boga Ausente, entre muchos otros, nos encontraremos con esa dulzura de la palabra y ese humanismo filosófico que enaltecen a la raza humana y un canto límpido a la naturaleza. Este hecho proyecta al autor a un plano universal.

Otras virtudes de Candelario Obeso
Según los anales de la historia literaria de nuestro país, Candelario fue el primer hombre negro que publicó un titulo literario en Colombia y, posiblemente, en la América Latina. También es el primero en dedicar su canto a una raza pujante fuerte y decidida que hizo un gran aporte al constructo de nación que tenemos hoy día. Esa gente que había sido ignorada durante mucho tiempo. Él narra en sus romanceros las vicisitudes, los sufrimientos y las alegrías de una etnia descendiente de africanos, como él. Lo hace así porque es algo que lleva por dentro: en su mente, en el vórtice de su sangre y en el alma.
Entre más pasan los días, más se revela el poeta con una impronta propia que lo diferencia de otros poetas antillanos. Estos miran el fenómeno desde lo pintoresco del hombre negro y desde la raza como tal dentro de una sociedad adversa y nada más. Por esa razón lo animalizan.
En cambio Candelario evoca sus propios sentimientos que le brotan desde lo profundo de su ser. Maneja formas dialectales y usa una sintaxis y una semántica urticante para muchos, dando origen a una verdadera literatura nacional con proyección a lo universal.
Si podemos asegurar que Witman es el pionero de la literatura norteamericana con su obra HOJAS AL VIENTO, porqué no podemos asegurar que Candelario en el pionero de la literatura colombiana, con sus Cantos Populares Y su Familia Pigmalión?
Esa literatura nacional con rasgos desconocidos, causó incomodidad, como todo lo nuevo, en aquellos que, hasta ese momento de nuestra historia literaria y poética, estaban acostumbrados al verso refinado de corte europeo que se tenía como lo único valedero, en materia literaria en el país nuestro y en otros países vecinos de habla hispana.
Como hemos dejado en claro, el poeta no utiliza los modos hablativos de sus congéneres para burlarse de ellos ni para animalizarlos. Este le canta al mundo desde el sentir de una raza para engrandecerla y para decirle a la sociedad y al mundo que, acá existe una una clase de hombres y mujeres distintas; que se expresan de un modo distinto pero que es tan digna, como aquella que se cree superior por tener un color de piel distinto, por tener un cabello suelto y un hablado de forma diferente.
Tomás de Aquino asegura que la superioridad no está aquí y que nada cambia la dignidad del hombre como tal.
Este poeta costeño tiene la virtud de ser el iniciador de una literatura y una expresión poética nacional, sin dejar de ser universal. Muy por encima de otros escritores como Gregorio Gutiérrez González y Epifanio Mejía, a quienes se les ha dado ese titulo.
La poesía de Candelario, que no es negra. Es una poesía lírica y romántica que exalta y valora lo humano sin mezquindades. Muestra que dentro del país que se originó en ese entonces, existe otro país que se abre paso en medio de la adversidad y de la estigmatización, con el objeto de hacerse visible y de reclamar un derecho que le corresponde y que le ha sido negado. También trata de demostrar que ese país emergente no es sólo negro, puesto que ,posee otros matices étnicos y culturales.
El vate momposino logra demostrar que ni en la academia; ni en lo artístico; ni en lo cultural; ni en lo idiomático, ese país marginado es inferior al otro.
Hoy, después de ciento sesenta años: Lo ambiguo, lo profundo y profano; lo musical y lo certero del trabajo de Candelario, le ha permitido cobrar vigencia en un mundo mezquino y miope. Podríamos asegurar entonces que el arte no fenece, que perdura a través del tiempo, aún, en contra de aquellos a quienes los socialistas han denominado “Ingenuos sectarios del ocultismo”.
Canción der boga ausente
(fragmento)
¡Que trijte que ejta la noche!
¡La noche qué trjte ejtà!
No hay en er cielo una ejtreya…
¡Remá, remá!

¡Qué ejcura que ejtá la noche!
¡La noche que ejcura ejtá!
Asina ejcura ej la ausencia…
¡Bogá bogá!

Sincelejo, abril de 2009.

Bibliografía:
Biblioteca Luís Ángel Arango: Archivos.
Obeso Candelario: Cantos Populares De Mi Tierra
Obeso Candelario: La Familia Pigmalión.
Prescott Laurence: Tesis doctoral sobre la obra de Candelario Obeso (Casa de Poesía Silva)

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